Estábamos en plena sesión de 'este velo no me convence' cuando, sin previo aviso, Jeanet se cruzó de brazos, se giró hacia Isabela y soltó:
“¿Y el anillo para cuándo, eh?”
Lo dijo así, con tono de canto y todo, pero lo peor vino después. No contenta con eso, se subió al banco donde minutos antes Clara había estado probándose tacos y empezó a cantar a viva voz, con una voz demasiado buena para no molestar:
“¡Y el anillo pa’ cuándoooo! ¡Y el anillo pa’ cuándoooooo!”
Casi me caigo del sofá de la risa. Clara tuvo que sentarse porque se estaba doblando de la risa y no quería arrugar el vestido. Isabela solo cerró los ojos como si invocara a todos los santos y demonios conocidos para no tirarle un cojín a la cara.
“¡No empieces con eso otra vez, Jeanet!” gruñó Isa, pero ya era tarde. El resto del séquito empezó a corear el estribillo con palmas.
Yo también me uní, por supuesto. Si una va a morir entre satín y tul, al menos que sea cantando.
Jeanet bajó del banco como una diva, se ace