Sus palabras resuenan en mi cabeza. Tal vez hablar con Cassandra es lo que necesito. La confusión y la ira no me han dejado pensar con claridad en mucho tiempo. He estado tan envuelta en el dolor y el rencor que nunca me detuve a pensar en buscar respuestas, en entender lo que realmente pasó. Quizás enfrentarla sea el primer paso para encontrar algo de paz.

"Está bien", susurro, sintiendo cómo mis lágrimas se mezclan con el polvo en mi rostro. "Está bien, lo haré."

Clara me mira con una mezcla de alivio y preocupación. "Hablaremos con ella. Pero prométeme que no vas a dejar que la ira te controle."

"Asumo que lo intentaré", respondo con la voz rota. Nos quedamos un rato más bajo el árbol, hasta que mis manos dejan de temblar y mi corazón se calma un poco. Ahora sé lo que tengo que hacer, aunque el miedo y la incertidumbre aún persisten.

Esta vez no me presenté en ese lugar, solo dejé pasar unos días y luego la vi salir como siempre, completamente ebria. Logré entrar al departamento y