"¿Tú te quieres casar?" ¿Solo lo pensé o lo dije?
"Yo... no lo sé, tal vez algún día... solo tal vez."
Nos quedamos en silencio unos momentos, el murmullo de los autos pasando a nuestro lado llenando el vacío entre nosotros.
"Isabela, sé que mis padres son horribles, pero nunca quise que eso te hiciera dudar de mí o de lo que tenemos."
"Lo sé, pero no es solo eso. Me preocupa como te sientes acerca del futuro. Hablas mucho de la vejez y del tiempo. ¿De verdad temes que deje de amarte cuando envejezcas?"
"Sí, a veces lo temo. El tiempo pasa tan rápido y no quiero perderte."
Ella toma mi mano y la aprieta suavemente. "Amor, el tiempo no puede cambiar lo que siento por ti. Lo que me importa es quién eres, no cómo te ves."
"Es que... tú eres tan perfecta, tan increíble. A veces me siento insuficiente, como si no pudiera estar a tu altura."
"Eso es ridículo," responde con una sonrisa tierna. "Eres todo lo que quiero. Te amo por tu inteligencia, tu bondad, tu fuerza. No cambiaría nada de ti