Ayudar a ese hombre a subir las escaleras parecía mucho mas facil en mi mente de lo que estaba siendo en la realidad.
Lograr que saliera del despacho fue bastante sencillo, en comparación a la lucha que estaba resultando hacerlo subir cada peldaño.
-Aquí está otro-Le indique, señalando hacía abajo, mientras mi delgado brazo izquierdo lo sostenía con firmeza-Un escalón más, ya falta poco-Lo anime.
Y cuando solo nos quedaban cuatro peldaños por subir, se tambaleó y tuve que hacer un esfuerzo gigantesco para no dejarlo caer.
-Casi...-Musito sonriente y mirando hacía atrás.
-No me da risa señor Salvatore, es aterrador que pueda caerse.
-Shhhhh-Coloco un dedo sobre mis labios-No te amargues tanto la vida y deja de llamarme señor que me haces sentir que tengo cuarenta años.
No entendí el porqué de esa petici&o