Damian
Hace media hora que se fue y ni siquiera se a donde. Siento como que fue una eternidad. Me odio por hacerla enojar y tan tierna que se ve cuando sonríe. No puedo quedarme aquí sin saber de ella.
Enciendo la moto y salgo como alma que lleva el diablo. He dado vueltas y vueltas y nada que ver.
Veo una chica caminar sola y me acerco, es ella y respiro antes de frenar a su lado.
-¡Súbete! -exijo frío.
-No, se llegar andando -responde aún caminando y con las manos cruzadas.
-No te lo pregunté, ¡Súbete! -digo siguiéndola.
-Te dije que no -dice aumentando los pasos.
Entonces dos camionetas se hacen presentes, la veo una por detrás y otra por delante.
-¡Vamos sube! -le grito y ella me desafía con la mirada.
-¿Y si no que? -pregunta con las manos en la cintura.
-Te doy un bala