La batalla no duró mucho, de verdad el tipo que decia ser mi hermano era fuerte, nunca pude verlo, pero pude sentir su creciente ira y fuerza, mataba por diversión y se reía de lo que hacia, de verdad estaba loco

—¿Que me hiciste perra?

—¿Por qué tratas así a tu hija Lale? ya se que eres una mala persona, pero jamás pensé que fueras una mala madre, cuan decepcionada estoy de ti

—Deja los juegos Ana y enfréntate a mi, tienes miedo de que te quite todo lo que tienes ahora, incluyendo a ese Alfa que hice mio a mi antojo

Sus palabras contenían tanto veneno y me desarmaron por un momento y luego rei, con el carácter de gata salvaje que se gasta mi Alfa no dejaría que cualquier zorra lo toque

—No puedes hacerlo Lale, aunque.....tengo que felicitarte, pudiste llevarlo a tu lado solo como estorbo, jamás pudiste tocarlo, su esencia, sus feromonas, todo de el me pertenece. No se atrevería a tocarte ni estando desnuda, le darías asco

Vi al último alcano caer a los pies de una sombra que sup