—Lo se Ana y no me enorgullece, es mejor que te recuperes en ese momento podré llevarte —Salí de la habitación sin mirar atrás o no podría contenerme
—Eres el culpable de todos mis males Alfa, espero que algún día puedas retribuir todo el daño que me hiciste a mí y a mis hijos, te odio con todo mi ser
Ana lloraba a mares mientras se resbalaba por la pared que la ayudaba a mantenerse en pie, un dolor fuerte golpeó mi pecho antes de llegar a Esme —¿Que te trae por aquí?
—No son tus hijas ellas siguen en su sueño profundo y al parecer no quieren despertar
—¡Entonces!
—Descubrí quien está tras todos los incidentes y no va a ser nada fácil derrotarlo
Esme hablaba muy seria, su alegre sonrisa había desaparecido por completo, sus palabras me dieron a entender que es un enemigo que es igual o más fuerte que yo ¿Quién?
—Debemos hablar a solas, las paredes tienen oídos
Asentí y la guíe hasta el despacho —¿Por qué tanto misterio Esme? Tiro del brazo de Muriel, cerró la puerta con seguro y to