Ahora ya no hay nadie que nos detenga, muchos dragones están el piso muertos, o heridos. Escucho pisadas detrás de nosotros y sé que son los nuestros que por fin logran llegar. Volamos a través del lugar y de la puerta. Yo bajo las escaleras primero con King pegado a mi espalda, tropiezo y casi caigo pero de milagro llego hasta el sótano sin rodar por las escaleras.
Mis ojos analizan todo en segundos. Hades estaba apuntando a un rubio que tenía una pistola en la cabeza de una muy maltratada Tasha que estaba de rodillas mientras era sostenida por cada brazo por un motero. A lado de ellos una chiquilla de pelo castaño y ropa de civil se revolvía entre los brazos de otro motero que también apuntaba a su cabeza con un arma mientras lloraba.
–Baja la pistola si no quieres que mate a tú hija Hade–. Dijo el rubio y esa fue nuestra señal para que tanto como King como yo nos acercára