Salimos de la iglesia, en una hermosa lluvia de flores, directo a la limosina, ni bien nos acomodamos, Darla salta sobre mí para abrazarme y darme un beso.
- ¡Mi amor! - exclamo tomándola en mis brazos- te dañaras el vestido, todavía tenemos una fiesta por delante, no te olvides de eso.
- No me importa - respondo mientras me besa buscándome la lengua, es un delicioso beso de los apasionados que siempre nos gustaron - tenemos tiempo ¿No? - pregunta abriendo lo ojos muy grandes, brillan como dos luceros - podemos hacer el amor...¿No te parece? - pregunta mordiendo su labio con picardía.
- Espera a la noche, gatita, con todo lo que es tu vestido no creo que podamos hacer nada.
- ¿En serio? - pregunta con tono burlón, después observo con sorpresa como da vuelta la cintura del vestido y se deshace de toda la parte larga del vestido, su cola desaparece rápidame