Capítulo 2 El Primer Beso

Cuando Maximiliano llegó a casa, su madre ya estaba dormida, así que se sentó en el sofá, reflexionando sobre todo lo que había ocurrido. Todo había salido a la perfección y había logrado entrar en la vida de esa mujer que había notado que era un poco confiada, pensando que todo el mundo la mimaría.

Por otro lado Juliet aquella celebración la dejo realmente agotada. Se dirigió a su habitación, se duchó y se metió en la cama. Todo lo que había pasado en la fiesta le parecía muy extraño. Conocer a Maximiliano y sentir esa química entre ellos la inquietaba. Nunca le había pasado algo así. A sus 25 años, había tenido novios, pero nunca había sentido esa atracción tan fuerte.

Quizás no pasaría nada. Ni siquiera sabía si le había gustado. No debía apresurarse y dejaría que todo fluyera. Había luchado mucho para no ser lastimada nuevamente y no iba a perder de vista esa perspectiva.

Amaneció muy rápido y Juliet, a pesar de estar muy cansada, tuvo que levantarse. Tenía que hablar con su padre y ponerse a hacer algo productivo.

— Hola, nana. Buenos días, ¿cómo amaneces? — Se acercó hasta donde estaba la mujer, a quien prácticamente veía como una madre.

— Buenos días, mi niña. ¿Cómo estuvo tu fiesta? — Preguntó con el mismo cariño de siempre.

— Bien, nana. Me hubiese gustado que estuvieras allí. Eres muy mala conmigo, siempre me dejas sola en esos eventos tan fastidiosos de papá. — Dijo haciendo un puchero.

— Mi niña, sabes que no me gustan. Además, ya no estoy para esos eventos tan largos. — La nana la abrazó de verdad, mostrando el amor que sentía por ella.

— Lo sé, nana, pero es que todo este tiempo te he extrañado mucho. — Le dijo Juliet, abrazándola.

— Ven, come, ya es tarde, mi niña. — Se sentaron y comenzaron a comer. Así pasaron los días, entre una cosa y otra. Juliet ya ni siquiera recordaba que había quedado con las chicas para dar un paseo.

Su móvil vibró. Era un mensaje de Megan.

— Hola, cariño. ¿Ya estás lista para salir con los chicos? ¿Lo recuerdas, verdad? Hoy es la salida con Frank y Maximiliano. Pero quiero hablar contigo de algo primero. — Decía el mensaje de Megan.

Juliet leyó el mensaje y sintió un poco de miedo por lo que Megan podría decirle. Decidió responderle.

— Hola, Megan. Sí, recuerdo que hoy es la salida. ¿Dime qué es lo que tienes que contarme? ¿Puede ser por mensaje o tienes que ser en persona? — Preguntó Juliet, esperando la respuesta, que no tardó en llegar.

— Bueno, no sé cómo te lo vas a tomar. Desde la fiesta he estado en contacto con Frank. De hecho, hemos salido y me ha pedido que sea su novia. Estoy muy emocionada. — Reveló Megan.

Juliet se alegró mucho por ellos. Megan y Frank eran dos personas excelentes.

— ¡Guau! ¡Felicidades, amiga! Me alegro mucho. ¿Estás segura de que quieres que vaya al paseo con ustedes? Quizás quieras tener su propio espacio y poder compartir a solas. — Sugirió Juliet.

— ¡Por supuesto que no! Debes ir. Además, los demás también vendrán. — Respondió Megan.

— Entonces, nos vemos dentro de un rato. — Concluyó Juliet.

Juliet, después de enterarse del romance entre Megan y Frank, sonrió al pensar en lo mucho que habían tardado en dar el paso. Siempre había existido una conexión especial entre ellos.

Ya era hora de que su amiga fuera feliz, y estaba muy contenta con ese acontecimiento. Le alegraba mucho poder felicitarlos dentro de poco. Tomando sus cosas, salió a su encuentro.

— Hola, ¿cómo están? — Preguntó Juliet cuando llegó al lugar de encuentro.

— Hola, Juliet, ¿cómo estás? — Preguntaron los dos al mismo tiempo. Se miraron y comenzaron a reír. Juliet abrazó a su amiga y luego hizo lo mismo con Frank.

— Yo estoy muy bien. Estoy súper feliz por la noticia. Me alegra mucho que por fin estén juntos. — Tomando la mano de su amiga.

— Muchas gracias, amiga. Espero que pronto encuentres a esa persona especial que te haga vivir momentos hermosos. — Los ojos de Megan transmitieron complicidad a Juliet, quien asintió a sus palabras.

Frank, por su parte, se preguntó qué fue aquel cruce de miradas. Por un instante, el ambiente cambió un poco, tornándose melancólico. Pero fue por fracciones de segundo; Juliet rápidamente salió de su estupor y, sonriendo, preguntó:

— ¿Los demás chicos van a venir? — Juliet intentó cambiar de tema para evitar preguntas incómodas.

— Sí, mira, justo llega Max. — Levantando la mano para llamar la atención del hombre, quien a su vez se apresuró a alcanzarlos.

— Hola, ¿cómo están? — Dándole la mano y chocando sus torsos como saludo, mira y sonríe a las mujeres. — Hola, Megan, hola, Juliet. — También les da un suave beso en la mejilla a ambas.

— Todo bien, hermano. ¿Cómo estás tú? — Responde Frank, mientras Juliet lo mira, sonriendo suavemente.

— Megan, ¿por qué no llamas a Carla? Solo falta ella por llegar. — Dice Frank.

— Claro, déjame llamarla. — Megan llama a Carla y esta le informa que se le presentó un inconveniente y no podrá reunirse con ellos.

— Carla no vendrá, chicos. Se le presentó un problema. — Les dice Megan.

— Pero, ¿está bien? — Pregunta Juliet a su amiga.

— Sí, no es nada de qué preocuparse. Mañana nos veremos de todas formas. — Juliet asiente.

— Entonces, vamos, cenemos y luego al cine. ¿Les parece? — Propone Frank, quien mira intensamente a Megan, y ella se sonroja.

— Me parece un buen plan. — Comenta Juliet, mientras Maximiliano guarda silencio.

La comida estuvo amena entre risas, cuentos y bromas. Así que rápidamente fueron a ver la cartelera para escoger la película que iban a ver.

Después de un rato, y con Maximiliano a su lado, el frío comenzó a hacer estragos en Juliet, quien a pesar de llevar abrigo sentía que sus manos se congelaban.

— ¿Tienes frío? — Pregunta Maximiliano, cuando sus manos se rozan.

— Sí, un poco. La temperatura está muy baja aquí. Pero no te preocupes, la película ya va a terminar. — Maximiliano ni siquiera se molestó en preguntar; se quitó su chaqueta y se la colocó. Ella le agradeció con una sonrisa.

Todo fue bien. Pasaron una noche muy agradable entre risas y comentarios hasta que llegó la hora de irse.

— Chicos, ya es hora de que me vaya. Estoy un poco cansada, pero la pasé genial. — Juliet no quería ser aguafiestas, pero ya quería irse a dormir.

— Te llevo a tu casa, Juliet. — Soltó Maximiliano. Tenía que asegurarse de adelantar su relación con Juliet. Sabía que era muy pronto, pero nada perdía en intentarlo.

— No te preocupes, Max. Puedo irme en taxi. — Maximiliano se le quedó mirando al escuchar cómo lo había llamado. Ese diminutivo de su nombre sonó realmente hermoso en sus labios. Le gustó más de lo que estaba dispuesto a reconocer.

— Ni pensarlo, señorita. Tú no te vas en taxi a esta hora de la noche. Yo te llevo. No me supone ninguna molestia, si es eso lo que te preocupa.

— Está bien, entonces, vámonos. Chicos, me despido. — Dice Juliet, dándole un beso a ambos. Maximiliano hace lo mismo, y se dirigen al auto.

Hubo un silencio incómodo. Ella no dijo ni una sola palabra en el camino, lo cual extrañó a Maximiliano. Ella llevaba los ojos cerrados. ¿Qué le pasaba?, se pregunta Maximiliano. Habían llegado a la dirección que ella le había dado. Se estaciona y se voltea hacia ella. De verdad es hermosa. Se muere por besarla.

— Juliet, ya llegamos. — Le susurra Maximiliano. Ella abre los ojos y se le queda mirando. — ¿Te ocurre algo? — Pregunta Maximiliano.

— Nada. Estoy cansada. Disculpa por no conversar contigo en el trayecto. No me puedo agotar mucho. Pero estoy bien, de verdad, no te preocupes. — Al hombre no le gustó lo que había dicho la chica.

— ¿Estás segura de que no quieres hablarlo? — Max intenta saber más, pero no quiere ser invasivo.

— Sí, estoy segura. Ya tengo que entrar. Adiós, Max. La pasé genial. — Justo en ese momento, él también se mueve y sus labios quedan peligrosamente cerca.

Juliet y Max se miran a los ojos intensamente. Max baja la mirada a sus labios y no resiste y los toma. Juliet no se aparta. Max cubre sus mejillas con sus manos y la besa delicadamente.

El beso dura más de lo normal. Ninguno de los dos quiere separarse, pero tienen que hacerlo para tomar aire.

— Yo... dis...culpa. — Tartamudea Maximiliano. — No quise aprovecharme, pero no pude contenerme. No te vayas a molestar conmigo, por favor. — Dice Max no sabía cómo iba a reaccionar ella. No quería dañar lo que había logrado hasta ahora.

— No, Max, tranquilo. También me gustó mucho. Ahora sí me tengo que ir. — Cuando Juliet iba a abrir la puerta, Max la sujeta.

— Espera, por favor. ¿Me puedes dar tu número de teléfono? — Pregunta Max.

— Claro que sí. Tú me envías el tuyo. — Sacó una tarjeta y se la entregó. Se acercó a él y le dio un beso en los labios. — Adiós, Max, feliz noche. Me escribes, por favor, para saber que llegaste bien.

— Por supuesto que lo haré. Esperaré a que entres a casa. Linda, feliz noche. — Max se acerca y le devuelve el beso.

Juliet sale del auto y entra a su casa. Cuando va a cerrar, se despide por última vez con la mano.

No podía creer que la noche le hubiera resultado tan fructífera. Fue tan fácil y también tan especial. Realmente le gustó aquel beso, pero no debía confundir las cosas ni distraerse tenía un plan que seguir involucrar los sentimientos.

Max llegó a su casa, se dirigió a su habitación y allí se encontró una sorpresa. Karen estaba en su cama, desnuda.

Pero, ¿qué demonios hacía ella en su departamento y desnuda? Esto tenía que acabar ya. No soportaba a las mujeres que no entendían por las buenas.

— ¿Qué haces en mi casa? ¿Cómo entraste? — No le gustó aquella invasión.

— Mi pimpollo, ¿así me recibes? — Dijo Karen haciendo pucheros.

— Karen, de verdad, en otra ocasión hasta te hubiera agradecido, pero hoy no. Estoy muy cansado y quiero dormir, por favor, toma, pide un taxi y vete para tu casa. Ah, para la próxima avísame antes de venir, no vuelvas a hacer esto otra vez. — Dijo Max agarrando su ropa y a ella para sacarla del cuarto.

— ¿Max? No me puedes hacer esto. — Karen estaba furiosa.

— Ya lo estoy haciendo. Es que no ves. — La sacó del departamento y cerró con seguro la puerta.

Si quería que su plan de venganza funcionara tenía que sacar de su vida a Karen, la había utilizado todo este tiempo para sacarle información de la familia, pero ya estaba cerca de Juliet, ya no la necesitaba, pero sabía que bien puede dañarle los planes y eso no se lo iba a permitir.

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