Acomoda su miembro en la entrada de la chica quien sostiene sus hombros anchos mientras él, con un brazo se aferra a su cintura para alzarla un poco.
Su miembro es introducido de manera lenta, sabe que debe ir despacio para que el interior de ella se acople a su grosor y tamaño. La sensación es jodidamente deliciosa, pues esas virginales paredes parecen succionar su pene y aceptar la introspección de su bulbo.
– D-duele. – dice la chica quien tiene los ojos llorosos.
Se detiene mientras ve como Mi-suk trata de acomodarse, la desesperación en su rostro le impulsa a besarla.
– Necesitas relajarte o dolerá como el carajo. – la chica ríe mentalmente mientras sus sentidos se pierden en el ritmo del beso.
Sabe que es pequeña, y de alguna forma era imposible que tremendo hombre tuviese un pene promedio. El jodido individuo poseía un gran órgano sin me