XXI

- ¡No! – grité frustrada alejándome de él.

No puede ser. Es su hermana. De su misma sangre.

¡Dios mío! Quería morirme en aquel momento, pero al mismo tiempo de cierta manera, muy secretamente estaba feliz de que no fuera su novia y si su hermana. Porque quería decir que jamás me ilusionó y tal vez sienta la cosa rara que yo también estoy empezando a sentir.

Caminé varias veces como un león enjaulado tratando de aclarar mis ideas

Su hermana... no su novia.

Tantas veces que me dije, ella es su novia y yo su amiga. Y volvía a deprimirme internamente. Las miles de preguntas que se me formularon en la cabeza, no le dejé ese día explicarme, ni siquiera logré escuchar bien su nombre. C

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