- ¿Alia conoces a este desconocido? – preguntó Sam con asombro contenido en su voz.
Tragué saliva y sin poder responder completamente a la pregunta, suspiré rendida y cuando intenté levantarme, se acercó a mí y reconocí su aroma tan particular.
- ¿Silas? – pregunté esperanza mientras algo dentro de mí se llenaba de alegría contenida por casi un mes sin escuchar su voz, aparte del audio y poder tener su aroma cerca de mí.
Tomó mi mano con delicadeza y lo siguiente que escuché fue que corrió la silla para sentarse junto a mí – Si, Alia. Soy Silas.
Con esa sola frase, una sonrisa se hizo en mi rostro y me quede callada por varios segundos mientras trataba de organizar mi mente de cual pregunta hacer primero, ya que ella estaba dispar