Ella
Sinclair se pone alerta al instante. Se sienta en la cama y retira las sábanas, observando la mancha roja de mi camisón con una expresión ilegible. Me presiona el vientre con la palma de la mano, sin duda intentando comunicarse con el cachorro a través de su enlace mental. Estoy temblando mientras espero a que dé su veredicto, aterrorizada de que la nueva vida que llevo dentro pueda estar llegando ya a un final desgarrador.
“Creo que está bien”, murmura Sinclair después de un momento, mir