Tenía razón, cerca hay una gasolinera con una tienda, al entrar corrí hacía las frituras y tomé unas tres con una gaseosa, Derek me miró con ojos curiosos tomando una botella de agua pura.
–Lo siento, tengo hambre.
–¿Y tú almuerzo? –preguntó cuando llegamos a la caja.
–Pensé que llegaría al apartamento pronto.
Cuando el chico de la caja nos estaba cobrando tomé una barra de chocolate que estaba cerca del mostrador y también la incluí, el chico sonrió al ver mi actitud.
–Serían diecisiete cincuenta.
Estaba sacando el dinero de mi