Cuando me despierto, Marco está sentado en la esquina de la habitación. Se levanta y se acerca a mí cuando ve que me muevo.
"Luna, estás despierta. Todo el mundo se va a sentir muy aliviado". Suspira.
"Marco, ¿cuánto tiempo estuve dormida?". Me froto los ojos. Todavía me siento agotada.
"Has estado entrando y saliendo de la conciencia durante unos dos días, Luna".
Aparto la mirada de él mientras pienso en los acontecimientos que han llevado a este momento.
"Llámame Kas, Marco. No soy la Luna de nadie", me burlo.
"Vale, Kas, ya que vamos a ser casuales ahora, no voy a andar con tapujos". Su voz es tranquila, pero su tono profesional ha desaparecido y su acento español es mucho más marcado de lo que estoy acostumbrada a escuchar de él. "En primer lugar, quiero disculparme por haberte lastimado. Estaba haciendo lo que mi Alfa me ordenó. Se sentía como algo malo y me di cuenta de que estaba mal y debería haber sabido que era una mala idea, maldita sea. Tenía tantas ganas de dec