Abrí los ojos cuando una profunda carcajada llenó el aire, provocándome una sensación pastosa. Me giré hacia la persona que había emitido el sonido. "No tengas miedo, Sydney", dijo Lucas y aunque ya no reía, la risa bailaba en sus ojos. "Puede que Luigi conduzca bruscamente, pero créeme cuando te digo que es un conductor extremadamente bueno, experimentado y con talento. No pasará nada. Recuperaremos tu mochila con vida".
Tragué saliva y sacudí la cabeza, pero seguí agarrándome al borde del asiento.
Condujo el coche con brusquedad por las calles poco iluminadas y los callejones oscuros hasta que por fin arrinconamos al ladrón en un callejón oscuro y estrecho, al que no habría visto de no ser por las luces brillantes del coche. Me sorprendió cómo lo había arrinconado de esa manera, pero me impresionó y por supuesto, me alegré de recuperar mis pertenencias.
El ladrón, incapaz de frenar a tiempo, se dirigió directamente hacia el coche confundido.
El corazón se me subió a la garganta y