PUNTO DE VISTA DE ANASTASIA
"Hola, señorita, ¿se encuentra bien?".
La voz sonaba lejana, como un eco distante...
Luego otra, más clara y cercana: "Oh, Dios. No creo que debamos seguir esperando a que despierte, llama al 911…". Era una mujer, y su tono estaba teñido de preocupación.
"Señorita, por favor, despierte-".
"¡Ya está! Voy a llamar al 911".
¿911 para qué?, me pregunté, y en ese momento mis ojos comenzaron a abrirse.
Justo cuando la cara de un hombre se enfocó en mi visión, él jadeó: "¡Oh, está despierta!".
Parpadeé. Reconocía su rostro. Cuando esperaba mi turno en la fila, tenía una expresión aburrida mientras atendía a los clientes del banco. Ahora, ¡estaba radiante!
"Menos mal".
Banco. ¡Oh, Dios mío! Estoy en el banco. Mi depósito.
Intenté incorporarme, pero el hombre se apresuró a ayudarme.
"Gracias". Mi voz salió ronca, así que aclaré mi garganta.
"¿Se encuentra bien?". Me giré hacia los que estaban a mi alrededor, todos mirándome con preocupación.
"Estoy bien