El taxi se detiene frente a la mansión Trivan.
- Hermosa casa.
Robert lo mira y luego observa la mansión.
- Hermosa, pero muy grande.
El taxista se voltea.
- ¿Lo cree así? Muchos quisieran una casa tan lujosa.
Robert revisa sus bolsillos y saca su billetera. Toma un billete de cien dólares y se lo entrega al taxista.
- Quédese con el cambio.
El taxista reacciona.
- Es mucho dinero.
- Muchas gracias.
Robert sonríe y se baja del taxi. Smith que está vigilando lo recibe.
- ¿Otra vez despierto toda la noche Smith?
Smith bosteza sin querer.
- Es mi trabajo señor Robert.
Robert frunce el ceño.
- No me digas señor. Me hace sentir mayor.
Smith hace una reverencia.
- Pérdone.
Robert le da una palmada.
- No hay problema. ¿Cómo está tu hijo?
- Creciendo. Ya puede hablar.
Robert sonríe.
- Me alegra. ¿Por qué no te tomas unos días libres?
Smith se sorprende.
- ¿Yo?
- Si. Me imagino que tu trabajo es agotados y pasas poco tiempo con tu esposa y tu hijo. Debes ser feliz