—No te disculpes. Veo que es importante.
Mi ensalada Caprese apenas la he tocado y el no ha comido de su lomo de cerdo.
—No quiero dejarte, — dice levantándose. —, en verdad lo lamento.
—Son cosas que pasan. La familia primero. — digo, asumiendo de inmediato que ha sido algo de peso y que tiene que ver con su familia.
Timotheo trae puesto una camisa azul con rayas blancas y unos pantalones marrones claros que se ajustan bastante bien a sus piernas largas y fuertes.
—No se si pueda ayudar a este. — dice mientras hace señas al camarero y entiendo lo que ha hecho.
—No tienes que pagar por mi comida. — refunfuño pero el se niega. —enserio, Timotheo.
—Puedes llamarme Tim. — dice sonriendo. —Vengo mucho aquí, así que no te traerán la cuenta por más que grites, se