Capítulo veinticuatro


Capítulo 24 

Me doy una ducha larga en uno de los baños de la casa. Estoy intranquila. Deseo de todo corazón que Dante y Amenadiel no se estén matando en la misma habitación. No tengo un buen presentimiento. 

No lo tengo desde que la idea de Dante para que los tres seamos quienes estén entre las nubes no me ha parecido tan descabellada. Pero no lo quiero cerca, aún sigo lastimada, triste porque ya no le tengo confianza. 

Lo que construimos se acabó. 

Lo que alguna vez tuvimos se marchitó. 

Tocan la puerta del baño. 

—Está ocupado —anuncio enrollando una toalla en mi cabeza mientras me pongo de pie en la tina. 

Abren la puerta de todas formas. No me molesto en cubrir mi desnudes en cuanto Dante ingresa. El vapor del pequeño cuarto sube hasta el techo. El ambiente es una mezcla de luz amarillenta con vapor y olor a rosas. 

—¿No podías esperar a que salga de bañarme? —j

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