Un amor del pasado

Capítulo 4.

—¡Suélteme!

Catherine quedó petrificada al ver el rostro del príncipe.

—¿Qué quiere? 

Lo miró horrorizada, pensando en que algo muy malo podría pasarle, sin embargo, se obligó a respirar profundo y no demostrar miedo alguno.

—Le pido disculpas por irrumpir de esta forma en su privacidad, señorita —dijo el príncipe bastante apenado.

—No se preocupe, lo que pasa es que no estoy acostumbrada a recibir a nadie —argumentó ella sintiéndose un poco más tranquila.

—No era mi intención incomodarla, solo pretendía dejarle este pequeño presente antes de regresar a mi país —confiesa él con nostalgia, tendiéndole un hermoso collar de esmeraldas.

Catherine estaba asustada por el comportamiento del príncipe, no esperaba ser tan atractiva para ese hombre, estuvo a punto de negarse, pero el caballero habló primero.

—No me rechaces otra vez, estaré muy triste.

—Mu…muchas gracias.

Mientras hablaba, levantó el cabello rubio de la bella y le colocó el collar alrededor del cuello.

Se veía aún más hermosa con las joyas.

—Me gustaría ser su amigo... si puedo.

El príncipe miró a Catherine con cariño, luego tomó lentamente su mano y la besó.

El rostro de Catherine enrojeció bajo la máscara y asintió tímidamente.

—¡De verdad!, me alegro mucho —dijo el príncipe emocionado y olvidó dejar su mano.

Pero inmediatamente después, un hombre parecido a un mayordomo llegó y los interrumpió.

—Príncipe, su coche ha llegado.

Catherine retiró la mano sin moverse.

—Tengo que irme, pero le prometo que pronto vendré a verle.

—Le deseo un buen viaje, ha sido un gusto conocerle.

Mirando la espalda del príncipe, desapareció la sonrisa mientras levantaba la mano para quitarse el collar.

Fue un hermoso encuentro, pero nunca serían amigos.

Porque pronto ella no será Afrodita.

"No nos volveremos a ver..."

Al día siguiente en la oficina, a Catherine se le había hecho tarde.

El fuerte tráfico de la ciudad, y los sermones de su madre antes de salir no ayudaron mucho.

Cruzó la entrada y Zack ya la estaba esperando con cara de pocos amigos.

Se le quedó mirando fijamente, y a juzgar por su expresión lo que se aproximaba no sería nada agradable.

—Te recuerdo que la hora de entrada es a las 8 —la reprendió bastante molesto.

—Y yo le recuerdo que la hora de salida para los empleados es a las 6 —replicó ella haciendo que Zack comprendiera al instante porque se lo decía.

—¿Siempre eres así de insolente? —inquirió él.

—Solo cuando me veo en la necesidad de defenderme —contestó airada.

Zack frunció el ceño y arrojó un montón de carpetas sobre el escritorio.

—Estos informes deben quedar listos para hoy —le indica con determinación.

“Dios, eso son dos días de trabajo.”

Quiso decirle unas cuantas cosas de ayer, pero prefirió guardar silencio.

—¡No hay ningún problema, Jefe!

El día transcurría y Catherine caminaba por todos lados sacando copias, imprimiendo documentos y todas las funciones necesarias para terminar los informes.

Ahora está en la oficina de Zack para solicitar su firma en algunos documentos.

Se le quedó mirando, pero como se sentía tan cansada no quiso decirle nada.—¿Quiere que firme?

—Claro que sí, necesito que firme estas facturas —dijo ella fríamente conteniéndose para no tirarle el café encima.

—¿Vuelves a hablarme de usted? —preguntó confundido.

—No es necesario.Será mejor mantener las distancias —le dijo con determinación sosteniéndole la mirada.

—Vaya, ahora me queda claro que la dulzura que mi padre veía en ti no era más que un espejismo, Catherine —refutó encolerizado pues no estaba acostumbrado a que nadie lo enfrentara.

En cuanto los documentos estuvieron listos, ella se dio la vuelta sin contestar siquiera a sus provocaciones.

Pero cuando estaba a punto de salir, un fuerte mareo la hizo detenerse.

Tomó aire para tratar de recomponerse, pero no le fue posible.

Estaba muy pálida y sentía que todo le daba vueltas.

Zack la miró y de un salto se levantó de su escritorio sosteniéndola fuertemente para evitar que se cayera. 

Le retiró los anteojos y le puso un algodón con alcohol cerca de su nariz, y en ese momento se percató de la hermosura de su rostro aún sin ninguna gota de maquillaje y no entendía como una mujer tan bella podría tener una imagen tan anticuada.

—¿Te encuentras bien? —la cuestionó con preocupación.

—Me siento mejor ahora, debo irme o de lo contrario nunca terminaré con los pendientes —contestó con voz trémula.

—Nada de eso, tú te quedas aquí hasta que te sientas mejor —pronuncia decidido y ella sonríe satisfecha al ver que se preocupa por ella.

Zack miraba a Catherine con un fuerte sentimiento de culpa por haber aumentado su carga de trabajo al doble de lo que generalmente hacía.Él sabía que se estaba desquitando con la pobre chica debido a su creciente mal humor por la noticia de la boda de su prometida.

Ahora se estaba aprovechando de que ella había llegado un poco tarde para descargar sobre Catherine toda su frustración después de que ella se portó tan amable y comprensiva cuando él más lo necesitaba.

Verla en aquel estado tan vulnerable le hizo sentir una gran culpa, seguro a esas horas la joven secretaria todavía no había probado alimento y por eso se había puesto mal, así que decidió resarcirla un poco por lo mal que se portó con ella.

Llamó a recepción y pidió que le trajeran una selección de platos exquisitos de un buen restaurante para compensarla por el mal día que le hizo pasar.

—Tus mejillas han recuperado el color, Catherine, seguro te sientes mejor —afirmó Zack sintiendo que se le quitaba un peso de encima.

—Así es, y ahora me retiro, debo terminar para poder irme a casa —pronunció apesadumbrada al imaginar los sermones de su madre al verla llegar tarde.

La comida llegó y él se sentó junto a ella y se dispuso a servir los platos, Catherine lo observó confundida, pues no comprendía lo que estaba pasando.

—Espero que te guste la comida que elegí para ti —señaló sin poder dejar de mirarla.

Lucía tan distinta sin aquellos anteojos que sería increíble poder disfrutar de su belleza todos los días si ella se arreglara de manera diferente, no pudo evitar imaginar cómo se vería en vestido de noche, o en vaqueros ajustados y un calor electrizante recorrió su cuerpo.

—No era necesario que trajera comida para mí, además ya es hora de que me vaya —puntualizó la chica desafiándolo una vez más.

—No te estoy preguntando, te quedarás a comer conmigo, y no acepto discusión, es una orden, señorita —concluyó mirándola con intensidad.

Ambos estaban muy nerviosos, y por supuesto que la cercanía entre los dos no ayudaba en lo absoluto, pero por fin Zack rompió el silencio.

—Tienes unos ojos preciosos, no deberías esconderlos detrás de esos anteojos —le dice con voz seductora.

Ella se estremeció al escuchar que su jefe se estuviera refiriendo a ella en esos términos tan personales.

Por lo que se distrajo un momento y sus labios se mancharon con un poco de comida.

De inmediato, Zack tomó una servilleta y con mucha delicadeza limpió su boca sintiendo una holeada de deseo tras el contacto de su piel.

—Usted es muy extraño, y me cuesta mucho trabajo entenderlo, a veces se comporta como un caballero, y otras como un—soltó ella sin terminar la frase arrepintiéndose al instante de lo que acababa de decir.

—¿Como un tirano quisiste decir?, lo sé, y te pido disculpas por haberme portado tan mal contigo el día de hoy—reconoció sinceramente.

Zack tomó su mano y acercó su rostro, dejándose llevar por las emociones que estaba experimentando al tenerla cerca.

Esa chica le despertaba cosas que nunca antes había sentido, y a pesar de su imagen fea y anticuada, le encantaba esa personalidad tan fuerte y tan dulce a la vez. 

Catherine estuvo a punto de ceder a la tentación, pero sabía que aquello sería un error, ya que su jefe estaba pasando por un momento muy vulnerable.

Se apartó desviando su mirada hacia otro lado, se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, pero él la detuvo.

—Te llevaré a tu casa, no puedes conducir en esas condiciones—agregó dejándola estupefacta.

—No es necesario, puedo irme sola—replicó ella pues no tenía intenciones de que su madre la viera aparecer con un hombre en su departamento.

Catherine continuó su camino sin mirarlo siquiera, y él fue tras ella tratando de detenerla para que le permitiera acompañarla.

Pero en el trayecto, su teléfono sonó y se quedó helado cuando vio en la pantalla de quién se trataba.

Era su ex novia que por alguna razón hasta ese momento desconocida le estaba llamando.

—Zack…necesito tu ayuda.

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