*John*
—Estoy aquí, mi auto está a unas calles, te llevo—digo en su oído con suavidad.Ella se relaja un poco y me dice que si con su cabeza.La tomó de la cintura y empiezo a caminar con lentitud unas dos manzanas hasta donde está estacionado mi auto.La subo con tranquilidad y luego de que ella me da la dirección de su edificio inició el viaje.Ella mira por la ventana sin decirme nada más.—John creo que algo malo pasó—dice Mats sin saber que hacer por ella.—Tranquilo, la consolaremos una vez lleguemos a su casa—digo intentando mantener la calma.Su estado también me estaba afectando a mí.—Llenaremos la tina y nos relajaremos unas horas con ella desnuda entre nuestros brazos—dice mi Lobo inundando mi mente con imágenes de mí Luna.Dejo a Mats con sus pensamientos y me concentro en llegar al edificio donde vive Sara.Unos minutos después estoy en la entrada donde Sara sa*Sara* John me llevó al auto, ya estábamos listos para ir al aeropuerto, estaba feliz porque este sería el primer día de una nueva vida junto a mi esposo y mi beba, Rei estaría con Sebastián y él la cuidaría y a mí me cuidaría John. Pensar que hace dos años un hombre rubio llegó a donde estábamos almorzando con Reichel y me empotró contra la pared, “Mía” fue lo único que dijo al olfatear en mi cuello algo que él solo podía sentir. No entendía nada, pero Rei me dijo que estuviera tranquila. Faltaba un mes para el cumpleaños de Rei y como siempre pensábamos en ir a la casa del campo donde ella tenía la biblioteca familiar. Nunca me dejo entrar, dice que es algo muy privado y solo es permitido para las Portadoras de Joyas. Yo la entendí, ella tenía doce y yo trece cuando pasó el accidente, mamá me avisó que teníamos que ir al hospital que algo malo había pasado con Lucia y su familia, era de noche y llovía, al llegar al hosp
*Sara* Me desperté abrazada a John, no me sentía diferente, no sentía dolor. Intenté levantarme para ir al baño y John me sujetó. —Necesito ir al baño—dije suavemente intentando que me suelte. Me soltó y me levanté, hice mis necesidades y me miré al espejo. Tenía las venas de mi cuello negras, se marcaban en todo mi hombro y parte de mi brazo. Creo que John se dio cuenta que me asusté porque entro al baño. —¿Estás bien princesa?—preguntó poniéndose detrás de mí y abrazando a nuestra bebé. —¿Esto es normal?—pregunté señalando mis venas. —Sí, ahí irá nuestro tatuaje—dijo besándome en el hombro—ves, yo también lo tengo así—continuó y me mostró su hombro, de igual manera su brazo que tenía las venas marcadas como si le hubieran inyectado tinta negra. —Me asusté—dije cuando me di cuenta que eso era normal. —Tranquila, todo está bien, ¿sientes dolor?—pregunto besando donde estab
*Sara* —¡Sebastián suéltala!—grito John sabiendo que él me estaba lastimando. Me dijo algunas cosas más, pero no lo escuché, me dejó en el suelo completamente confundida, inmediatamente se pusieron a mi alrededor como un escudo humano. John me agarró en brazos y me puso sobre él en uno de los sillones. —Si lo que quieres es volver a verla no deberías de tratarme así—dije y al decir esas palabras lo único que logré fue que lanzará otro gruñido más feroz que el anterior. —Basta ambos—dijo Joseph poniéndose de pie—buscamos a tu Luna y ella es la Luna de tu hermano, vuelve a lastimarla y seré yo quien la defienda—dijo con total autoridad el Rey. Sebastián no contesto solo se quedó viéndolo aun con los ojos de su Lobo. La casa se quedó en silencio y en ese momento una música lo interrumpió. Era mi celular sonando. Miré la pantalla, reconocí el número. —Hola—dije con la voz temblorosa.
*John* Habían pasado dos años desde el incidente de Reichel. Nuestra hija Amara, ya tenía un año y cinco meses, como una Loba se desarrollaba más rápido que los bebés humanos, ya caminaba y decía muchas palabras, era inteligente y la mimada de la manada. Tenía ocho meses cuando se transformó en Loba sorprendiéndonos a todos, es el record de la familia, seguido de Sebastián que lo hizo cuando tenía un año y dos meses. Su Loba tiene ojos lilas como los de Mora, la Loba de Sara, pero el color de su pelo es como el de Mats, gris oscuro con blanco. Sara aún extraña a Reichel y aunque me diga que no habla con ella sé que lo hace, aunque no sé cómo. Sebastián hace más de un año que se aisló de la familia, habla lo justo y necesario y solo por negocios, asegura que su vínculo con Reichel se terminó, que ella rompió el lazo como nos había amenazado miles de veces a Sara y a mí. Una mañana le pregunté a Sara que si eso er
*John*—Sí, lo hará en la siguiente Luna y anunciará la asunción de Sebastián—dijo igual de segura que antes.—¿Puedes explicarme cómo es eso?—cuestione intrigado, todo este plan de Reichel me estaba generando demasiadas preguntas.—Una guerra se aproxima, soy la compañera de Sebastián, como tal tu familia debe protegerme, pero si Sebastián asume el Trono yo sería Reina así que todos los Lobos deberían defenderme—explicó y se quedó pensando unos minutos—no entenderás nada ahora, si te lo intento explicar tu mente sólo se confundirá más, debes confiar en mi John—dijo al ver que no llegaba a ningún lado con su explicación.—¿Guerra? ¿Entre quienes?—pregunte con preocupación.—Entre todos, acusare a varios Reyes de asesinato y muchos líderes se pondrán en pie de guerra a favor y en contra nuestra—dijo, su seguridad me daba más miedo que sus palabras.—¿Guerra? Hace trescientos años no hay guerras entre las distintas Razas—afirmó Mat
*Sebastián* John salió de mi oficina, él no mentía, pero no había esencias alrededor de él que me indicaran que estuvo con Reichel. —Nuestra Luna nos abandonó—dijo Gregory triste como un perro abandonado. Me quedé pensando unos minutos. Al fin llamé a Rouse y cancele la reunión con su familia, le dije que tenía trabajo que hacer y no podía posponerlo, al final nos reuniríamos el jueves. Si voy a la casa y ella no está, le arrancaré la cabeza a John. Gregory no volvió aparecer, ya llevaba meses sin hablarme, al escuchar el nombre de Reichel se ilusionó, pero sin esencias sólo volvió a desaparecer. Era martes y llegué a la casa, fui recibida por una Caroline feliz de verme, me abrazó y le devolví el abrazo sin ningún ánimo de demostrarle cariño. —Hey, llevas meses sin verme y así me saludas—dijo al ver que no tenía ganas de abrazarla. —No me quedaré por mucho tiempo—dije entrando en la cocina.
*Sebastián* —Rei tapate la espalda—dije intentando sonar tranquilo pero la voz me salió ronca. Ella me miró y solo sonrió. —¿Mañana podemos ir a comprar los regalos no?—preguntó Sara intentando cambiar de tema. —Sí, pero no llevemos a los niños, que tal salida de solo chicas—dijo con los ojos blancos. —Me parece genial—comentó Caroline con rapidez. El Lobo que la acompañaba regresó y se puso a su lado. —Cuando dirán algo ustedes dos—les dijo mientras miraba al Lobo y luego a Caroline. —¿Amor te diste cuenta?—preguntó él mirándola solo a ella. —No puedes permitir que le hable así a nuestra Luna—dijo Gregory furioso. —Huelen asquerosamente a compañeros—dijo y sus ojos volvieron a su color natural—Misrreal dice que si vuelves a insultarla no se controlara—dijo mirándome a mí. —¿Podemos ir a hablar afuera?—preguntó el Lobo a Caroline. Esta asintió y salieron afuera.
*Reichel* Me llevé a Ann a la ducha, la abrí y nos metí adentro, su sensibilidad era tal que no resistía que personas nuevas la tocaran, tenía visiones del pasado, el presente y el futuro sin poder controlarlo. Una vez que se calmó salimos, sus hermanos nos esperaban en el salón con Jack. —¿Cocinaras tú?—pregunté al Lobo que me miraba tiernamente. —Claro amor, yo me encargo—dijo sin dejar de mirarme así—¿Qué dice Misrreal respecto a Sebastián?—dijo más serio. —¿Qué voy a decir? Que quiero matarlo con mis propias manos porque no solo se quiere casar, sino que lo quiere hacer con esa Vampira—gruño mi Loba en respuesta. —Mejor hablemos de otra cosa—respondo con una sonrisa falsa. —De acuerdo, ¿Gemelos?—respondió y luego sonrió de oreja a oreja haciéndome una pregunta sencilla. —Así es, dos bebés—respondí mostrando dos de mis dedos. —Eso se oye genial, ¿para cuándo crees que serás tía de tu otra h