CAPÍTULO 25. LA VENGANZA ES UN ARMA DE DOBLE FILO

Salieron de la habitación donde Marcia había estado durante esos días hospitalizada, José Luis caminaba por los pasillos con pasos largos y firmes, ella trataba de alcanzarlo, no obstante, sus piernas no eran tan largas como las suyas, además, debía hacer paradas regulares para poder descansar sus brazos del peso de los bolsos, aunado a ello los latidos de su corazón eran veloces, como si padeciera de taquicardia.

Cuando estuvieron fuera de la edificación, José Luis le pegó un grito, sin girarse.

—¡Apúrate! ¿O acaso piensas que tengo todo el día para esperarte? Suficiente de mi tiempo he malgastado para venir a buscarte, ¡No colmes mi paciencia! —espetó sin poder ocultar su expresión de desagrado hacia la mujer.

Ante las palabras del hombre, Marcia, sintió tristeza, por un momento las lágrimas se acumularon en sus ojos, s

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