Maratón
1/3.Narra
IsabelaAella abrió la boca y la cerró continuas veces antes de jalar mi brazo y meterme adentro de su piso, y menudo piso. Era un penthouse, literalmente. Pero dejaremos los detalles para después.
La rubia se sentó y yo igual. Se veía a leguas lo nerviosa que estaba. De hecho, su pierna izquierda no dejaba de moverse.
-¿Aella, verdad?-quise comenzar a hablar, no me iba a quedar callada. Ella asintió rápidamente y suspiró pasándose las manos por su rostro en signo de frustración.