Por un momento sintieron que era como antes, que podían hacer chistes sin sentido y la otra se reiría como si fueran los mejores, que podrían hablar sin sentir aquella incómoda tensión.
Ellas se sintieron libres por primera vez.
—¿Me estás diciendo que saliste a almorzar con ella? —preguntá Cassie divertida
—Bueno, si. Ella me ha invitados a comer unos tacos y solo hablamos...
—¿Hablaron? ¿Sobre que?
—Uhm, sobre todo lo que paso. Ya sabes, lo de sus padres y eso.
—¿Que dijeron ellos? —preguntó con ambas