Dan miró a Skylar para asegurarse de que ella estaba bien. Con casi siete meses de embarazo, ella parecía estar cada vez más agotada. A veces se sentía un inútil al no poder hacer nada para aliviar ninguna de las molestias que ella estaba atravesando.
Skylar tenía estaba mirando más allá de la ventana y parecía relajada, probablemente porque el aire se sentía más fresco y el sol ya no calentaba con la misma intensidad. Su cabeza se movía al ritmo de la música que sonaba a volumen bajo a través de los parlantes del auto.
Afuera lo único que se veía era vegetación a ambos lados de la pista. La ciudad había quedado atrás hace casi media hora y esperaba que no tardaran mucho más en llegar. Pasar tanto tiempo sentada no era lo mejor para Skylar.
—¿Cómo estás? —preguntó mirándola.