Lo miro con el corazón a cien.
—¿Y qué quieres que haga?—pregunto.—Que le des amor con esa boquita insolente que tienes—se encoge de hombros.—Haz la llamada primero y luego veremos el amor—suelto sin poder evitar la preocupación en mi rostro.Él ya perdiendo la paciencia se levanta poco después, se lleva una mano a su pelo y me mira de mala manera.—Asi no hay quien folle con su puta tranquilo—declara—Ahora hago la llamada y luego marchate—añade.Lo miro sin poder esconder mi sorpresa, él toma su teléfono de mala manera y camina hacia la habitación de arriba.—Pensaba dormir aquí—susurro yo.—Bueno pues tienes el sofá calentito—responde sin esconder su malhumor, al parecer me había escuchado.Tomo aire con fuerza y no puedo evitar sonreír victoriosa, hab&iac