Las puertas del salón se abrieron de par en par y la voz del maestro de ceremonias resonó por los altavoces. Damas y caballeros la novia y el novio pueden entrar ahora.
Todos los ojos se volvieron hacia la entrada. La gente dejó escapar un suave suspiro y luego se levantó con aplausos y gritos de emoción. Ahí estaban Faye y Philip de la mano. El vestido de Faye brillaba bajo las luces doradas y la larga cola se deslizaba con gracia por el piso de mármol. Se veía impresionante aunque su rostro estaba calmado y su sonrisa era leve y ensayada. Philip se mantenía erguido a su lado con un traje blanco impecable. Juntos parecían perfectos como una pareja real entrando en un sueño.
Los invitados aplaudían con fuerza las cámaras destellaban por todos lados y pétalos caían desde arriba mientras hacían su entrada. La música creció lenta y elegante.
Entre los invitados Desmond estaba sentado en la mesa del lado izquierdo con el rostro frío y sin expresión. Observaba en silencio con las manos apr