Pero no esperaba que Guillermo también saliera tras de nosotros.
—Felicia, puedo explicarte por qué lo hice…
Lo ignoré y me subí al auto de Yael. Al sentarme, bajé la ventanilla y le dije en tono burlón:
—Si te arrepientes de lo que decidiste, ahora deberías valorar aún más a tu verdadero amor.
Apenas terminé de hablar, Yael subió la ventanilla. Él tomó mi mano y me dijo con ternura:
—No hace falta que le expliques nada. No vale la pena.
Le sonreí y también apreté ligeramente su mano:
—Sí, tienes razón.
Después de todo ese problema, pasé todo el día en su casa, disfrutando de nuestra pasión de amor. Al día siguiente, yo tenía que ir a trabajar.
En mi vida pasada, por el estrés post traumático a raíz del accidente, perdí el proyecto importante mencionado, que causó el accidente aéreo. Mientras tanto, Guillermo, al no tener competencia por mi lado, lo consiguió y al final, sus activos se duplicaron gracias a esa negociación. Obviamente, era un proyecto muy rentable. Esta vez, no me permi