Reina de Corazones
Reina de Corazones
Por: Liseth Torrealba
CAPÍTULO 1

Jenna observó el imponente edificio de oficinas frente a ella. Bajando la ventana del auto dejó salir el humo de su cigarrillo al tiempo que se recostaba cómodamente del asiento del conductor. Su mente perdida en las mil ideas que rondan su cabeza, hasta que estás parecen calmarse finalmente y darle un momento de paz. El vibrar de su celular la sacó de su momento de tranquilidad, tomando el pequeño y jodidamente molesto aparato observó el nombre del remitente, “Sr. Riedel”. Dando una nueva calada al cigarrillo, deja salir una sonrisa burlona después de un momento, Jenna pensó en lo irónica que era la vida, en teoría Dylan Riedel es su esposo, o por lo menos, eso es lo que indica el certificado de matrimonio que recibió hace tres años, pero en todo ese tiempo, no compartieron el lecho nupcial ni una sola vez. Aun cuando viven juntos, cada uno ocupa su propio espacio en la enorme mansión a la que ella ilusamente insistió en querer llamar hogar.

¿Dónde estás? — el tono con el que Dylan pronuncia aquellas palabras en el momento que Jenna responde a la llamada no la sorprende. — Solo faltas tú para comenzar la reunión.

— Dylan, respóndeme algo, ¿por qué te casaste conmigo? — Jenna hace la pregunta mantenieno en todo momento su tono de voz dulce y total tranquilidad antes de dar una nueva calada a su cigarrillo.

¿Qué? — es la pregunta que recibe de vuelta. — Jenna, ¿Se puede saber de qué demonios estás hablando? —  Dylan no entiende que ideas locas están pasando por la cabeza de su esposa o porque razón pregunta aquello, por lo mismo, su pregunta sale en un claro y firme tono irritado.

— No me amas —, sentencia aun con su tono suave, pero que adopta una posición tajante — Al comienzo tuve dudas, pero ahora puedo asegurar que hace ya mucho tiempo que yo también dejé de estar ilusionada con la idea de que lo hicieras, entonces ¿por qué seguimos con esta falsa? No le veo ningún sentido.

Escúchame bien Jenna —, la voz de Dylan sale con una clara amenaza. — No sé qué jodidas locuras están pasando por tu cabeza en este momento, pero sea lo que sea, creo firmemente que podemos hablarlo en casa durante la cena, ahora, necesito que te apresures y estés aquí cuanto antes, la reunión ya se ha retrasado bastante y necesito tu apoyo con los inversores…

— Sí, sobre eso, me temo que en esta oportunidad no podrás contar con mi voto a tu favor.

¿De qué demonios estás hablando? — Pregunta, por primera vez su voz mostrando un rastro de preocupación.

— Alessandro te entregará los papeles del divorcio —, responde con toda la calma que puede. Por mucho tiempo imaginó que, al decir aquellas palabras, su corazón llegaría a romperse, se siente bien al ver que no es así. — De mi parte ya están firmados. Por favor, una vez que lo leas y firmes entrégaselos, él los llevará al juzgado para el registro.

Tras sus palabras, Jenna cortó la llamada. Entrando en la galería del dispositivo, seleccionó las múltiples fotos y los videos que muestran a Dylan, siéndole infiel con aquella que consideraba su mejor amiga y en otras se le podía ver siendo infiel con su propia prima. Tras enviarle los archivos por chat, procedió a dejar el teléfono dentro de la guantera para luego bajar del auto. Rodeando el veículo, toma la maleta del puesto del acompañante y procede a cerrarlo. Dando una última mirada a la empresa, a la cual dedicó los últimos cuatro años de su vida, comienza a caminar en dirección contrario dejando todo atrás.

*

CINCO AÑOS DESPUÉS.

*

El sonido de cristal rompiéndose hizo que Jenna y Hanna se apresuraran a entrar en la cocina. El pequeño Dann estaba de pie junto a una caja de copas de vino que ahora yacía rota en el piso en torno al infante. Acercándose al niño, le toma entre sus brazos y le retira de entre los cristales partidos, entregándoselo a Hanna.

— ¡Por Dios! — Exclama la rubia al tomar al niño, mismo que ríe feliz al estar entre los brazos de la chica. — Lo siento tanto, solo lo dejé un momento para ir al baño.

— Tranquila —, Jenna responde con tono calmado para luego comenzar a recoger los restos de la copa. — Todos sabemos que Johnny no es precisamente tranquilo.

— ¿Estás insinuando que mi pequeño hijo es un torbellino? — Es la pregunta de su hermana al entrar en la cocina.

— Claro que no, — nieva con tono divertido. — Solo digo que es un niño capaz de tumbar esta casa y volver a ponerla de pie sin ningún tipo de ayuda.

Una vez todos los cristales estuvieron recogidos y el pequeño Johnny se encontraba tranquilamente dormido sobre la cama de su tía, Jenna, Hanna y Dánae estaban disfrutando de una copa de vino en la sala de la nueva casa de la menor.

— ¿Irás al desfile de esta noche? — Dejando la copa sobre la mesa del centro, Dánae fijó su mirada en su hermana. Al ver como Jenna solo mueve su cabeza de forma afirmativa, la rubia sonríe y le mira fijamente. — Tienes que llevarme —, se apresura a decir tras la respuesta afirmativa.

Después de divorciarse de Dylan, Jenna se marchó para vivir en Irlanda y rehacer su vida en aquel lugar. Si bien su carrera como diseñadora había estado en crecimiento en los últimos tres años, siempre se imaginó que al volver a Alemania todo volvería a ser más calmado, pero aquella idea murió tan pronto como puso un pie en el país.

Tras su llegada a Berlín, se reencontró con Oliver, un amigo muy cercano de su familia y con el cual compartió el taxi de camino a la casa de sus padres. Sin dar muchos detalles de las razones por las cuales se había marchado, Jenna le contó lo que estuvo haciendo fuera, y Oliver asegurar tener conocimiento de su creciente popularidad. Lo que nunca esperó es que aquel reencuentro con su viejo amigo le presentara la oportunidad de poder mostrar sus prendas en una de las galas de beneficencias más prestigiosas del país.

— ¿No te preocupa encontrarte con Dylan? — Es la pregunta de Hanna. Si bien ella es la más feliz con el hecho de que su hermana se esté haciendo un nombre, sabe que Dylan sigue siendo un tema delicado para Jenna. — Digo, teniendo en cuenta que será un desfile de beneficencia, es obvio que muchas casas de modas y gente importante esté presente. Además, los Riedel siempre han estado presente en ese tipo de eventos, existe la posibilidad que se crucen.

— Además, seguramente Jocelyn también estará allí. — Es el comentario de Dánae.

Por lo que Jenna sabía gracias a los tabloides del corazón y por las cartas de sus hermanas, Dylan ahora estaba casado con Jocelyn, la prima con la cual le fue infiel durante su tiempo de matrimonio, y si bien no fue algo que le sorprendiera, si le llenó de bastante ira en su momento, y aunque entiende cual es el temor de sus hermanas, no puede limitarse las oportunidades únicamente por no encontrarse con ellos.

— Tendré que arriesgarme. — Responde convencida.

Años atrás, Jenna sintió que estabas en las nubes cuando durante su último año de escuela Dylan le había pedido ser su novia. Luego, cuando su padre llegó con la noticia del compromiso, sintió que su corazón se hinchaba de felicidad al punto de sentir que podría estallar.

Si bien, desde un comienzo sabía que su matrimonio era un arreglo entre los padres de ambos, el que existiera una relación entre ellos previa al compromiso la hizo creer ciegamente que su matrimonio llegaría a ser feliz, justo como lo fue el de sus padres. Pero durante aquellos tres años, no solo no logró ser feliz, sino que, sintió como su corazón se partió en cientos de pedazos cuando obtuvo las primeras pruebas de las infidelidades de su esposo.

— Como sea, volví para quedarme, y no pienso vivir escondiéndome de Dylan o de aquellos que conocí en el pasado.

.

LUXURY C.A

.

Dylan podía jurar que su cabeza estallaría de un momento a otro. La reunión con la junta directiva fue un total desastre, las proyecciones de la empresa no se lograrían para el cierre del semestre, y la última colección era un total desastre que no estaba dando las ganancias que se tenían esperadas.

Apoyándose en el respaldo de la silla, aflojó el nudo de su corbata y masajeó su sien, si las cosas siguen así, sabe que no podrá aferrarse a su posición de CEO por mucho tiempo más.

— Te ves realmente miserable —, son las palabras de Jackson.  Sin siquiera tocar la puerta, el pelinegro entró en la oficina de su mejor amigo con toda la intención de mofarse de él.

— Si no tienes alguna m****a buena para decir, será mejor que te largues. — Dylan observa a su amigo y solo habla sin ánimos. En esos momentos no tiene los ánimos para lidiar con Jackson.

— Creo que tengo algo —, son las palabras de Jackson mientras se acerca al escrito para dejar caer sobre este el periódico del día. —  Estoy seguro de que esta noticia podría interesarte.

En un principio Dylan no entiende de que puede estar hablando Jackson, pero cuando el periódico muestra la foto de Jenna, este rápidamente se endereza en su asiento y toma el diario

¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez que la había visto? No necesitaba a nadie externo para que se lo dijera, ya contaban cinco años y tres meses desde la última vez que la había visto o escuchado su voz. Después de las palabras que intercambiaron por medio de aquella última llamada, Dylan primero pensó que era solo un berrinche de su esposa, pero al ver entrar en la oficina, Alessandro, el asistente de Armin estaba esperando por él y justo como dijo Jenna, le entregó los papales del divorcio. Aún no sabe por qué diablos firmó aquel documento, su orgullo herido quiso convencerlo de que lo había hecho para demostrarle que no podría hacer nada sin él a su lado, que pronto volvería rogando, pero no fue así, ni una sola vez Jenna miró atrás.

— Así que, volvió…

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