En el camino, él me recordaba una y otra vez que en estos días debía prestar especial atención a la seguridad y no dejarme llevar por pensamientos descabellados.
Me sentí algo culpable y le dije a Patricio: —Esta mañana vi a Mariana y Patricia, y de manera intencional causé un pequeño conflicto entre ellas, ¿será que...?
Patricio, con una expresión seria, negó con la cabeza y respondió: —No te preocupes demasiado, independientemente de si influiste en su relación o no, dado que el asesino ya está a bordo, seguro tomará alguna acción. ¡Es solo cuestión de tiempo!
—No hiciste nada malo, su alianza no es buena para nosotros. Solo rompiendo su unión y generando desconfianza entre ellas, podremos encontrar una oportunidad. Tu estrategia fue muy astuta.
Él me miró con una expresión de cariño y continuó: —¡Descansa bien esta noche!
—Patricio, ¿estás seguro de que puedes encontrar el antídoto? Después de todo, ella lo hizo para salvarme...
Patricio tomó mi mano firmemente y me miró seriamente