James acarició sus mejillas sonrojadas ― No debí haberte hecho eso. De hecho, desde el momento en que dejaste a la familia King, lo lamenté.
Astrid levantó los ojos, como si luchara por escuchar sus palabras claramente y ver su rostro con claridad, pero fue en vano. La embriaguez paralizante le dificultaba distinguirlo, y solo podía percibir vagamente todo.
Ni siquiera estaba claro si era real o estaba soñando.
―Trabaje con hombres guapos … pero… solo quiero a James… Aunque sea un gilipollas.
―Sí, es un bastardo, pero, es tu marido ― Astrid hizo un puchero y dijo con una sonrisa ― Y es guapo…
Luego sintió que algo no estaba del todo bien, y rápidamente negó con la cabeza ―No … James no es un gilipollas.
James contuvo la risa y sonrió superficialmente ― ¿Oh, cambiaste de opinión?
―Es que… yo, ahora soy la gilipollas. ― Astrid estaba hablando consigo misma y no sabía con quién estaba hablando.
Él sonrió aún más ― ¿Tú? ¿Por qué?
― ¿Quién eres?
Astrid no sabía quiénes eran las personas