- Nicolás ¿qué tienes? – le preguntó Roxana.
- No se amor, es que siento que han sido muchas cosas en tampoco tiempo – explico haciendo una mueca.
- Eso lo sé y sé que todo eso puede cansar, pero no por eso trates de desquitarte con los niños porque es su naturaleza ser traviesos y juguetones – explico ella acercándose a abrazarlo.
- Hm… sí, creo que exagere un poco.
- ¿Un poco? – repitió divertida dándole un beso en los labios.
- Perdón amor, es que creo que mi cabeza es un lio por el problema de ese viejo y mi propio trabajo.
- Tranquilo, ese puede hacer drama, pero no me afecta porque yo no voy a renunciar a mi hijo.
- Pero Roxana, en verdad no veo porque debas sufrir por eso, porque si lo pones de forma estricta Eduard no es tu hijo y… - empezó a decir dejando salir sus preocupaciones.
- Nicolás, yo me enamore de ese pequeño que estaba solito y descuidado por sus padres e igual tú lo sabes – dijo mirándolo a los ojos – mi hermano y yo sufrimos mucho por la ausencia de nuestros pap