94. Asustada en el hospital

94

Cuando Julieta despertó asustada, estaba en una pequeña habitación blanca, trató de tranquilizar su corazón acelerado. El suave sonido de los monitores y el aroma a desinfectante confirmaban que estaba en un hospital. Parpadeó, sintiendo sus ojos hinchados y la garganta seca. A su lado, Tomás estaba sentado, mirándola con preocupación. Él era su número de emergencia, el único que podían llamar en situaciones como esta.

—Julieta… —dijo Tomás en voz baja, acercándose cuando vio que ella abría los ojos—. Me llamaron porque te desmayaste en la calle. ¿Qué pasó?

—Yo… agua —pidió con ansias. En cuanto Tomás lo hizo la miró beber con avidez fijamente y esperando respuestas.

Tomás casi se vuelve loco manejando, mínimo llegaran ocho multas por conducir como un maníaco por las calles de Nueva York.

—¿Qué pasó? ¿Alguien te atacó? ¿Fueron esas mujeres avariciosa? —cuestiona Tom ya enojado por ella— es que no tienen vergüenza esas mujeres. Déjamelas a mí y yo las dejo calvas.

Julieta intentó ha
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