Sin encontrar nada, Enrique estaba a punto de apagar su computadora cuando una mujer que tenía detrás dijo de la nada: —A esta hora, alrededor de las ocho y media... creo que escuché un ruido de algo cayendo al agua.
La mujer hablaba con su amiga y su voz no era alta, pero a varios metros de distancia, Morgan la escuchó claramente y volteó de repente hacia ella.
—¿Escuchaste algo? —preguntó él en voz grave.
La mujer se sorprendió por un momento antes de responder, dudando: —A las ocho y media, estaba regresando a mi cuarto en el tercer piso para buscar algo. En el camino de vuelta al salón de fiesta, pasé por una habitación y escuché una discusión, seguida de un ruido como de algo cayendo al agua. En ese momento, también pensé que algo había caído al mar...
Morgan abrió un poco los ojos y cortésmente pidió: —¿Podrías llevarme a esa habitación?
La mujer asintió rápidamente y lo guio hacia el cuarto del tercer piso.
Allí, Morgan no perdió tiempo y golpeó la puerta directamente.
Un hombre