La luz del sol matutino entraba dorada y pura por las ventanas, calentando las sábanas. Me froté el sueño de los ojos. Me di la vuelta, casi desconsolada al encontrar la cama vacía.
¿Había soñado anoche?
Me levanté de la cama y fui dando tumbos hasta la ducha. Me lavé el pelo y la cara, dejando que