Edgar
Aun así, Zoe sigue sin entender que no se me escapa absolutamente nada, que cada uno de mis empleados los tengo controlados. No soy de fiarme a la ligera de los demás y para ver su lealtad primero deben demostrarlo.
—¿Qué vamos a hacer? Solo da la orden y este tipo desaparece del mapa.
Zeus me ve nervioso.
—¿Qué cambiaría?
Negué con la cabeza.
—Sé que ella no lo ama, lo sé, joder—grité—. Regresamos a casa.
De que me había servido alejarme estos días si han sido los más difíciles que he pasado sabiendo que la tenía lejos.
—Busca información sobre ese hombre— le pedí a Zeus montando en el avión y mientras pienso que debo hacer con Zoe.<