A la mañana siguiente cuando abro los ojos lo observo dormir, su cabello castaño oscuro era un completo desastre, habíamos dormido abrazados toda la noche. Con sumo cuidado me incorporo y me pongo de pie.
—¿Se puede saber a dónde vas? —me pregunta con voz ronca al tiempo que se tallaba los ojos con una mano y suelta un bostezo gracioso hasta cierto punto.
—Necesito volver con la tía Jenny, debe estar preocupada por mí —me pongo los tenis y me alisto para marcharme.
—Pero aún falta mi sorpresa —Damon se queja como si fuera un niño pequeño.
—Puede esperar a más tarde —sonrío y me acerco para regalarle un beso.
—Candice, la espera no está en mis planes, el tiempo me gana —agarra mi