261. Una Nueva Vida
Benjamin
El día parecía arrastrarse con un ritmo agonizante. Las reuniones interminables en la nueva sede del Sur eran una distracción necesaria, pero mi mente estaba en otro lugar. Era como si mi lobo estuviera inquieto, anhelando algo que no lograba identificar. Una sensación persistente de angustia oprimía mi pecho, y cada minuto que pasaba sin ver a Ravenna solo aumentaba esa inquietud.
Miré el reloj por enésima vez. Casi las cinco de la tarde y Ravenna aún no había aparecido. La frustración burbujeaba dentro de mí, mezclada con una preocupación creciente. No podía concentrarme en nada más; necesitaba verla, hablar con ella, entender lo que estaba ocurriendo conmigo y con mi lobo.
Finalmente, cerré mi última reunión del día, dejando instrucciones claras para que no me interrumpieran. Salí apresuradamente, mis piernas moviéndose automáticamente hacia nuestra casa. La nueva residencia que estábamos construyendo debía ser un refugio, pero ahora parecía un lugar donde se escondían más