Me carcome la ansiedad de saber si ella se encuentra bien, si reaccionó o ¿qué? No puedo quedarme con los brazos cruzados, pero tampoco puedo entrar.
—Familiares de la señorita Zoe Pávlov —dice el médico acercándose hacia nosotros.
¡Mierda! Olvide por completo llamar a la hermana de Zoe.
—Nosotros doctor, yo soy su novio y ella es la jefa del trabajo donde ocurrió la tragedia —contesto rápidamente.
Mi hermana me está viendo con una mirada de ¡mentiroso! Y a la vez de asombro porque hace tiempo que esa palabra la elimine de mi diccionario. No he mentido totalmente porque mi rusa es mía y quien quita que en un futuro sea mi novia o mejor dejo a un lado lo