Mielle observó como él se ajustaba los pantalones y los abrochaba, ella hizo lo mismo y se ajustó el vestido en silencio, la situación era tensa para ella y quería que él se fuera.
El hombre se rió entre dientes ante su silencio mientras se arreglaba la camisa. Podía sentir la tensión en ella, no estaba contenta con lo que acababa de pasar.
Se acercó a ella, ahuecando su barbilla con una mano e inclinándole la cabeza hacia arriba.
"¿Estás enojada conmigo, cariño?", preguntó, con un dejo de sarcasmo en su tono.
Mielle jadeó un poco indignada por su cinismo, él parecía tan despreocupado y ella parecía más preocupada por su matrimonio que él.
Terminó de ajustarse la falda y se bajó de la encimera de la cocina, necesitaba un baño.
El alcalde la observó mientras se bajaba del mostrador, sin apartar la mirada de ella en ningún momento. Podía ver la tensión en su cuerpo, su mente trabajando horas extras.
Dio un paso adelante y se paró detrás de ella, su aliento caliente en la nuca. "¿Vas