****
De vuelta en casa se forma la locura al dar la noticia a nuestros seres queridos. Mis padres apoyan a David en sobreprotegerme y su madre se encuentra feliz, tanto que parece aminorar su duelo y encuentra un nuevo motivo por el cual seguir viviendo después de perder a su compañero.
Nuestros amigos tratan de estar en todo el proceso conforme pasan los meses y me vuelvo más grande, más achacosa y por sobre todas las cosas, más feliz de lo que podría haber imaginado algún día.
Connor no quiere despegarse ni por un segundo de mi, duerme a mi lado, solo quiere que sea yo quien lo alimente y entiendo que es parte de mi embarazo.
Festejamos el primer cumpleaños de nuestro hijo cuando ya tengo siete meses y una barriga sobresaliente que, lejos de hacerme sentir insegura, me vuelve más hermosa que nunca, más consciente de la vida y de las maravillas que puede lograr el cuerpo de una mujer.
Dos meses pasan lentos cuando se espera ansiosamente por conocer al nuevo amor de tu vida. Pero hoy