Desde ese día todo cambio, ya no había bandos, todos compartían la misma mesa, lo único que continuaba igual era el silencio de Zafiro frente a Neri y Lucero, los cuales se seguían haciendo pasar por una pareja de enamorados.
— Neri, no tengo problemas con ayudarte, pero ¿Qué posibilidades hay de reducir los besos? — se quejó la joven al llegar a la universidad.
— ¿Acaso no beso bien princesa? — se burló el ruso y Lucero lo fulmino con la mirada.
— Eso es algo que yo no tendría que saber, eres mi amigo, además mientras todos crean que soy tu novia, nadie se acercara a mí. – no pudo evitar hacer un gesto de niña, ella quería ir a la universidad no solo para estudiar, quería conocer el amor y mientras un ruso mafioso estuviera a su lado nadie se animaría a hablarle de amor.
— Solo me e