-¿Pensaste que podrías deshacerte de mí? - Con los ojos bien abiertos, sus palabras apenas parecían pitidos que ensordecían mis oídos.
Un arma se posicionó en mi frente.
-¿No estás escuchandome perra? - Lo vi a los ojos y asentí, con el pecho subiendo y bajando al ritmo de mi errstica respiración.
Esa sumisión que él me provocaba me hacía querer arrancarme la piel. "Muévete maldita, no temas"
-Shh - Calmó en manera de consuelo acercándose a mí y acariciando mi cabello - Todo está bien - Observé cada movimiento en el que su mano se dirigió a su cuchillo, sacando de el una navaja.