29 - Lágrimas falsas.
Unas lágrimas falsas comenzaron a caer por sus mejillas mientras se aferraba al tobillo, esperando que su actuación fuera lo suficientemente convincente. Brianna, cansada del teatro de Paula, puso los ojos en blanco y miró a Maximiliam, quien parecía aún más exasperado por la situación.
— Llévala a su casa — sugirió Brianna con un tono seco —, yo iré en taxi.
Maximiliam negó con la cabeza, sin apartar la vista de Brianna.
— No — dijo con firmeza —, no te voy a dejar sola.
Paula, que había esperado otra reacción, se quedó perpleja. El rechazo de Maximiliam la quemaba por dentro, y sus intentos de ganarse la simpatía de la multitud parecían haberse desmoronado. Las personas comenzaban a dispersarse, dándose cuenta de que el espectáculo que Paula intentaba montar no iba a llegar a ningún lado.
Maximiliam tomó a Brianna de la mano, ayudándola a entrar en el auto. Paula, al ver que estaba perdiendo el control de la situación, intentó una última jugada desesperada.
— ¡Maximiliam! — gr