Marília estuvo toda la noche despierta en el cuarto, quería irse a casa y estaba dispuesta a cometer cualquier locura para conseguirlo.
— Se cree el dueño del mundo, pero esta batalla no la perderé.
Amanece
Vinícius se levantó muy temprano y se fue a la empresa, sus subordinados comentaban sobre los últimos acontecimientos en la vida del jefe y no hablaban sobre otra cosa.
— ¡Llevó a la chica a su casa!
— Sí, ya lo sabía, nuestros enemigos pretendían eliminar a la princesa después de saber que ella y Hades tienen un romance y por eso se la llevó para protegerla.
En casa…
Marília todavía se negaba a salir del cuarto, quería esconderse de todos en aquella casa en forma de revuelta. Una de las contratadas por Vinícius entró en la habitación sosteniendo una bandeja de desayuno.
— Con permiso señorita, vine a traerle su desayuno. — Antes de que ella pudiera colocar la bandeja sobre el móvil, Marília respondió.
— ¡Llévatelo, no comeré nada hasta que me dejen salir!
— Pero…
— Esa es mi últim