No importaba.
Porque él… ya no estaba dispuesto a dejarla ir.
El cielo sobre Milán estallaba en truenos. Las nubes, negras como tinta, parecían arrastrar consigo la furia del universo. En la carretera periférica, una caravana de autos oscuros avanzaba con velocidad despiadada. Al frente, Dante Mor