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Debí saberlo desde el principio. No todo podía ser color de rosa, todo no podía salirme a la perfección, se me había olvidado que Anne Girlmeth y una perfecta navidad no van en una frase juntas.

La chica que es toda una profesional termina rápido conmigo y en un abrir y cerrar de ojos tengo puesto un horrible suéter de navidad que alguien de vestuario me ha dado y estoy frente a las cámaras. Hay un fotógrafo dándome indicaciones y yo no hago más que asentir captando la información para no equivocarme.

Primero debo actuar al frente del vidrio de una tienda del centro comercial como si estuviera triste y a mi vida le faltara algo, cosa que no será difícil porque no está alejado de mi realidad. Consiste en mirar con anhelo el lipstick que ofrece la tienda, me explica que esta toma se verá a blanco y negro para luego cuando ya esté usando el labial todo se llene de color. Hago lo que me pide y me dice que quedó perfecto con solo dos intentos, luego tengo que hacer como si le pidiera a Santa un deseo; ese deseo es tener el labial de la tienda. Cierro los ojos y de la nada aparece “Santa sexy” con el labial llenando mi mundo de colores y alegría.

Por último, tengo que aplicarlo en mis labios, me explica como hacerlo porque de la manera que yo lo haría es diferente a como se debe mostrar en el comercial. Debe ser mirando directamente a la cámara, empezando por el centro de la parte de arriba del labio y luego en los contornos, de una manera lenta y que seduzca al comprador, eso dice cuando me explica. Al terminar todas las escenas me dice que tome un descanso, ya que la última toma es dándome un beso con el modelo que hace de Santa, pero ahora vestido y maquillado de otra forma, él mismo hará de mi pareja y el beso se dará para demostrar que el lipstick es duradero y que no se podrá quitar con un beso.

¡Oh por Dios!

No pensé que esto llegara tan lejos, ¿qué se supone que es lo que estoy haciendo aquí? Digo, no es que me cueste mucho darle un beso a este chico guapo, sino que ahora mirando todo desde afuera, en otro ángulo, me he convertido en la modelo de una campaña de O`Brian Beauty y este tipo me tiene demandada.

¡Demandada!

Se supone que venía a conciliar con él, no a empeorar las cosas ¿Qué se supone que pasará cuando las imágenes o videos lleguen a sus manos? Presiento que será otro desastre más.

Dante, como sé ahora que se llama el director de la compañía, me llama y me dice que en tres estaremos grabando el beso, ¿En tres qué? ¿Horas? ¿Días? ¿Años? Compruebo que mi boca no esté apestosa soplando aire en mi mano y me pongo en posición frente al chico cuando el director grita tres, dos, uno. Si ya metí la pata en el lodo debo meterla hasta el fondo, después me sabré limpiar… O eso creo.

Me paro frente a él y me coloco en posición, como toda una profesional, como si esto lo hubiese hecho muchas veces. No puedo permitir llenarme de nervios ahora. El chico que ya no es Santa, sino un sexy novio que viste un horroroso suéter de navidad parecido al mío, me toma de la cintura y me acerca, nota que estoy nerviosa y quiere darme seguridad, entrelazo mis brazos en su cuello y no sé por qué carajos pienso en Ryan, estúpido Ryan O’Brian.

¿Me volverá a demandar después de esto? ¿Qué hará cuando se entere? ¿Ya el comercial habrá salido o tendrá que verlo el primero? ¿Exigirá más dinero por haberme hecho pasar por su modelo? ¿Me meterá a la cárcel por usurpar un puesto en su empresa?

No puedo hacerlo.

Voy a soltar al chico y decirle que esto es un error, que yo no soy la modelo que esperaban y que no lo haré, no lo besaré. Cuando una voz, una horrible voz que ya conozco, nos interrumpe.

—¡Corte! —dice entrando por el estudio con un traje que le queda a la perfección—. Esta toma no es necesaria.

Es él, el mismísimo Ryan O’Brien y se ve enojado. Me mira, me reconoce, sabe que soy yo, pero no se dirige a mí.

—Claro que lo es, lo repetiste infinidades de veces hasta el cansancio—, Dante se levanta de la silla del director y se para al frente de él.

—Ahora creo que no es necesario. Podemos hacer la prueba bebiendo algo o secándose la boca con alguna servilleta—, insiste retando al director con la mirada, pero este lo enfrenta sin agachar la cabeza.

—Se hará con el beso o de lo contrario te tocará buscar quien te tenga la campaña lista para antes de nochebuena. O se hace como yo diga o no hago nada, Ryan—, el mencionado se pone el dedo índice en medio de sus labios para empezar un concurso de miradas, después de quedarse así durante un tiempo en silencio el empresario lo toma del brazo y se retiran a una esquina donde empiezan a discutir.

Me retiro del centro de las cámaras con Sexy Santa donde esperamos a que lo que sea, que acaba de pasar, se solucione.

—Te notas nerviosa, ¿es la primera vez que haces algo así?—. Se acerca y frota mis brazos, le sonrío y niego con la cabeza porque si módulo alguna palabra me podría delatar. Aún no entiendo por qué el señor O’Brien no me gritó o corrió del estudio, de su empresa. Por qué parece que hubiese sabido que yo estaría haciendo este comercial.

—¡Perfecto! —la voz de Dante interrumpe el tren de mis pensamientos, sigue discutiendo con el empresario, pero este levanta una mano y rápidamente la chica de vestuario le está entregando algo. Se pierde entre camerinos y Dante corre hacia nosotros. Mis nervios se disparan, es mi fin. El teatro que he montado se caerá y el final será peor de lo que imaginé. ¿Qué hago? ¿Dónde me meto?

Antes que pueda correr hacia algún lado, el director vuelve a tomarme del brazo, me acomoda el cabello y con una amplia sonrisa en el rostro me dice:

—Esto será mejor de como lo imaginé, ¿Sabes lo que tuve que rogarle a mi hermano para que participara en el comercial?—. No comprendo ni papa de lo que dice y él lo nota porque aclara—: Digo, el beso con esa chica en el centro comercial que ahora sé que fuiste tú, ha disparado las ventas y si lo convencía de participar en la publicidad, eso sería aún mejor para la empresa, se negó rotundamente y ahora de la nada él va a ser el que te dé el beso ¿No es genial?

No alcanzo a hablar y apenas estoy procesando todo cuando un Ryan vestido con el mismo suéter navideño aparece frente a mí. Tiene un peinado diferente, luce fresco y se ve más joven y más guapo de lo que ya es, incluso más que “sexy Santa”. Soy un manojo de nervios que no puedo controlar, no sé si es por estar usurpando el puesto de alguien más o por la cercanía de él. El director grita uno y en un abrir y cerrar de ojos los labios del empresario están sobre los míos. Simplemente me dejo llevar. El beso termina y me quedo mirando su rostro inexpresivo, casi que en shock.

—Todo mal—, grita Dante desde su silla—, empezamos de nuevo.

Ryan toma mi cintura y esta vez yo paso mis brazos por su cuello, la distancia entre nosotros es nula cuando empezamos un segundo beso. Este lo puedo sentir mejor, sus suaves labios calientan los míos y despiertan una sensación extraña en mi piel. Esta vez el beso termina y no estoy en shock, me encuentro sonriendo como tonta.

—Mejor, pero faltó la mirada a la cámara al final. Hay que señalar que el labial sigue ahí—, grita y ya no está molesto. Vuelve a dar la orden y veo a Ryan a los ojos que me devuelve la mirada con una intensidad abrumadora, ahora soy yo la que me abalanzo sobre él.

Lo beso y él sube una mano de mi cintura a mis omóplatos, me acerca aún más, si es que eso es posible y ya no recuerdo ni mi nombre. Besar a Ryan O’Brien se siente como subir al cielo y bajar levitando, me pierdo en el aire y estoy sintiendo que floto. Sus labios se mueven con los míos y siento que se han quedado anclados ahí. Logro escuchar un “corte” por parte de Dante, pero sigo perdida en la bruma del beso, ni Ryan me suelta ni yo lo hago, es como si estuviéramos los dos solo sin nadie a nuestro alrededor. El contacto es suave y delicado, sin embargo, siento mis labios arder. En contra de mi voluntad, me separo de él y miro a la cámara para pasar el dedo por mi boca y demostrar que el labial aún sigue ahí con una sonrisa.

—¡Perfecto!—. Concluye Dante—, todo ha quedado de maravilla, gracias por tu participación. Mi hermano se encargará de tu pago—, besa ambas mejillas y se va con su equipo de trabajo, dejándome a solas con Ryan.

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