Lo acepto, prácticamente me he convertido en el Grinch. Odio la navidad.
No la odio porque sí, no soy del tipo de personas que crean odio infundado, juro que tengo mis motivos y todo tiene una explicación: Siempre pierdo lo que más quiero en navidad.En este caso, y el más reciente motivo de que todos los recuerdos felices que tenía de esta época se hayan convertido en amargo, es mi ex.Sí, ya sé, los ex siempre arruinando todo, y el mío no fue la excepción a esa regla, pero no hablemos de mi ex, ni de los ex en general, es más, al diablo todos los ex del mundo. Ahora, mi punto es demostrar que aunque odio la navidad, y durante el mes de diciembre no salgo de mi casa por temor a que algo desastroso ocurra en mi vida, estoy aquí.Me encuentro en el centro comercial con el mejor ánimo del mundo, despejando cualquier escenario macabro de mi mente, esperando pacientemente que Amazing Toy Shop abra sus puertas al público. No tengo hijos, tampoco hermanos pequeños, ni siquiera un primo a quien yo quiera regalarle un juguete, la única razón por la que estoy aquí es para obtener uno de los pocos videojuegos que ofrece esta tienda en exclusiva. Ese es mi boleto seguro para mi nuevo empleo.La idea surgió ayer en la mañana mientras tomaba un café y revisaba mis redes sociales, allí el nombre de O’Brien Beauty llamó mi atención. Un periodista hablaba sobre el curioso requisito que Ryan O’Brien había nombrado en medio de una entrevista cuando le preguntaron qué se necesitaba para trabajar en O’Brien Beauty; la respuesta del empresario fue: tener la edición especial de Galaxy Forte.Así que desesperada por obtener un empleo y como la loca e impulsiva que soy con lo que me queda del pago por mi antiguo trabajo, compraré ese videojuego. Solo son cinco en toda la tienda y la primera persona en llegar tendrá el 50% de descuento en este, la fila no es tan larga, y gracias a que me levanté muy temprano pude coger el primer puesto en ella. Por eso estoy de buen ánimo, después de todo no es tan malo salir en esta época.Con la felicidad que irradio le sonrío al vagabundo que se encuentra delante de mí. Cuando llegué estaba acostado en el piso obstruyendo la entrada de la tienda, preferí no despertarlo y hacer la fila a partir de ahí. Ahora se está levantando debido a que el centro comercial empieza a tener movimientos de personas que están a punto de abrir sus tiendas y locales. Para ser una persona que le acaban de interrumpir el sueño se ha despertado de buen humor y me devuelve la sonrisa con amabilidad.Giro el cuerpo para mirar detrás de mí y me percato de que la fila ha aumentado una cantidad considerable; hay personas aficionadas al juego, algunos traen puestos gorros, otros camisetas de sus personajes favoritos del juego. No sé si es idea mía, pero pienso que me miran con molestia, creerán que no merezco obtener ese descuento porque no soy aficionada al juego… ¿Estarán pensando en atacarme por eso? O simplemente estoy paranoica porque creo que me quitarán el primer lugar. Despejo esos pensamientos rápidamente, convenciéndome de que no me pasará nada malo hoy. Faltan tres minutos para que la tienda abra y mi misión es simple, ir directo al videojuego y luego a la caja. Coger y pagar, no puedo fallar en eso. Es la única manera de poder comprarlo. Sin el descuento no me alcanzaría el dinero.Faltando un minuto para abrir, las personas se estiran y acomodan preparándose para entrar. El vagabundo se levanta, peina su enmarañado cabello con las manos y recoge sus cosas, me regala una sonrisa antes de irse y en un abrir y cerrar de ojos está intercambiando puesto con un hombre que aparece de la nada. Este le entrega un sobre y se pone delante de mí, el vagabundo se va tarareando una melodía mientras cuenta algunos billetes que encuentra en el sobre. Quedo atónita.El hombre que me da la espalda es alto y fornido, tiene los hombros anchos, por eso me inclino un poco para tocar uno de ellos y hablarle.—Oiga disculpe —golpeo su hombro derecho con mi mano, pero él no voltea a mirarme. Se sienten pasos y movimientos dentro de la tienda, están a punto de abrir y de la nada este hombre me ha quitado el puesto de primera en la fila y pretende que yo no haga nada.—Oiga —alzo la voz en un tono molesto y aun así sigue ignorándome. Camino y me coloco al frente de él con los brazos cruzados, su reacción es acomodarse su gorro de lana y subirse la bufanda hasta el punto de dejar descubiertos solo los ojos. Sus cejas son pobladas y las pestañas alrededor de sus orbes lo hacen tener una mirada penetrante, pero no por eso dejaré que me quite mi lugar. —Yo soy la primera de la fila—, deja de teclear en su celular y baja la mirada hacia mí. Por primera vez me mira. Mira el reloj y dice:—Eso fue hace exactamente un minuto, ahora yo soy el primero —pasa la vista de su costoso reloj a su teléfono. Da un paso al frente para pasar por mi lado y entrar a la tienda que ya ha abierto sus puertas, pero yo en mi mayor momento de impulsividad lo detengo.No lo detengo con un agarre de la mano, tampoco con un delicado apretón en el brazo. Lo detengo con un puñetazo directo a su cara.¡Lo golpeé! ¡Lo he golpeado!No conforme con eso y cegada por la ira lo agarro como puedo de la bufanda y tiro de ella, al ser su rostro descubierto puedo escuchar voces de asombro a mi alrededor. Las personas que hacían parte de la fila junto con otros curiosos que pasaban se han aglomerado formando un círculo, dejándonos a nosotros en la mitad, pero me importa un rábano que en estos momentos esté dando un espectáculo.Perdí a mi madre hace tres navidades, a mi perro en la navidad siguiente, luego mi casa seis meses después, a mi novio la navidad pasada, mi empleo hace un mes y ahora pierdo el único boleto que tenía para entrar a esa empresa, ya no tengo más nada que perder.Me acomodo los guantes de lana que me protegen del frío como si fueran guantes de boxeo y estoy dispuesta a lanzar otro puñetazo cuando este me detiene agarrando mi muñeca.—¡¿Qué rayos te pasa, te has vuelto loca?! —habla apretando los dientes y mira a su alrededor. Hago lo mismo que él y noto que cientos de celulares apuntan a nosotros con la cámara encendida. Nos están grabando.En mi defensa puedo decir que no pensé que este día resultara así, hice todo mi esfuerzo para estar del mejor ánimo en esta época del año, y pensé que esta navidad sería diferente a las anteriores, pero me equivoqué.Debí de saber que algo terrible me pasaría cuando le saqué el dedo del medio a mi vecina por no quitarle el sonido de las escandalosas luces de navidad. O cuando le dije a aquel niño de cinco años que santa no existía y que los regalos los compraban sus papás, debe ser el Karma que me pone ahora en esta situación.Tampoco creí que patear a ese señor enano disfrazado de duende me traería mala suerte, como me lo había advertido él mismo después que entráramos en una discusión porque no le di para los cigarrillos. Fue él, estoy segura de que me echó una maldición. Y ahora confirmo que si es así, que tengo mala suerte, porque de otra manera no estaría viendo a mi ex en medio de la multitud acercarse a mí. Es él, mi ex. François. Es imposible olvidar su rostro que rápidamente distingo entre la gente, se acerca al gran círculo agarrado de la mano de aquella rubia con la que sale en la foto y trae en sus brazos un bebé.Comienzo a hiperventilar y trato de zafarme del agarre del hombre para salir huyendo de ahí al tiempo que mi ex se aproxima, sin embargo, este no me suelta.—Déjame ir, te puedes quedar con el primer puesto de la fila si quieres —digo en mi afán de desaparecer. El éxtasis de la pelea se ha esfumado y con ella los curiosos, dejando solo algunos que quieren saber como terminará esto. Es por eso que puedo ver a François acercarse y él puede verme completamente a mí. Sabe que soy yo.Se acerca mirándome fijamente con el ceño fruncido, quizás preguntándose por qué estoy agarrada de la mano de un hombre nuevo. Sin pesarlo dos veces y dejándome llevar otra vez por la impulsividad, quito completamente la bufanda del desconocido y planto un beso sobre sus labios.Paso mis manos sobre su cuello y me aferro a él rogando qué no se aparte. Entreabro sus labios y cuelo mi lengua entre ellos hasta juguetear con la suya dentro de su boca, porque si quiero demostrarle a François que estoy feliz sin él, por lo menos el beso debe ser apasionado ¿No? Meto los dedos entre sus cabellos y él ladea la cabeza correspondiendo a mi beso, mueve sus labios en sincronía con los míos y pone una mano en mi espalda. Rápidamente, reflexiono sobre lo que estoy haciendo y lo aparto. El beso fue corto, pero intenso.Miro a mi ex que no perdió detalle del beso y sonrío satisfecha por la locura que acabo de hacer.Miro alrededor y nuevamente se ha aglomerado una cantidad de personas, esta vez más que antes. Todos apuntan con sus teléfonos y gritan al tiempo que se acercan al hombre que tengo al frente. Busco con la mirada a Fran y su perfecta familia, pero no los veo por ningún lado. Las personas empiezan a sofocarnos acercándose más a mí o al desconocido que me mira con el ceño fruncido sin soltarme. Me siento asfixiada entre gritos y empujones y no puedo respirar. Una estampida de personas se acercan a nosotros y no entiendo nada. Siento que jalan de mí y sin darme cuenta estoy siendo arrastrada. Varios hombres con esmoquin nos rodean para sacarnos por la parte de atrás del centro comercial subiendo a un carro blindado. No comprendo que pasó allá afuera en solo un segundo. Miro al hombre y ya sentados en la parte trasera del carro en marcha me percato que aun sigue agarrando mi muñeca. –Estás loca —dice molesto —. Estás completamente loca. —Si no hubieras robado mi puesto no me hubiera com
Cuando se es niño, el mes de diciembre, aparte del de tu cumpleaños, es lo único que deseas que llegue. Todos en nuestra infancia anhelamos ese regalo que le pedimos a Santa por medio de una cartica porque nos hemos portado bien durante todo el año. Recuerdo haberme portado mal la mayoría del tiempo, mamá siempre me amenazaba con que Santa me traería carbón por mi desobediencia, sin embargo, siempre encontraba debajo del árbol el regalo que quería. Eran días felices, una época de amor y felicidad, ¿Entonces, eso cuando cambió? ¿Desde cuándo mis navidades son tristes y desastrosas? ¿Desde cuándo mi vida cambió en un abrir y cerrar de ojos? Sí, desde el día que mamá murió. Me seco las lágrimas que no sabía que estaba derramando y miro el teléfono que suena al lado de mi cama donde me encuentro enrollada con una enorme manta y de donde no he querido salir desde hace cinco días. Casi una semana ha pasado desde el día del escándalo con Ryan O’Brien, cinco días y aún se sigue especulando
No. El mensaje que me llega no es del mismo O’Brien, sin embargo, sí tiene que ver con él y nuestro supuesto noviazgo. El destinatario es un periodista de una de las cadenas de televisión más reconocidas en el país. Me ofrece una gran cantidad de dinero por hablar de mi relación con Ryan y es explícito al nombrar lo que quiere que sea mencione en dicha entrevista, entre esas que muestre fotografías juntos. ¿Tanto cuesta una foto de este señor?Ya en casa releo el correo debatiéndome en si aceptar o no. Está claro que todo ha sido sacado de contexto y absolutamente todo lo que se ha dicho en las redes es falso, no obstante, podría fingir, es decir, solo tengo que decir sí y afirmar las cosas que ellos han inventado. Técnicamente, no estaría mintiendo, solo afirmando esas mentiras ¿No?, a ver, la idea es descabellada, lo sé, pero, no encuentro otra salida, además, él mismo me ha orillado a esto. La suma es tentadora y sería la solución a mi miserable vida; pagaría el arriendo y hast
Debí saberlo desde el principio. No todo podía ser color de rosa, todo no podía salirme a la perfección, se me había olvidado que Anne Girlmeth y una perfecta navidad no van en una frase juntas. La chica que es toda una profesional termina rápido conmigo y en un abrir y cerrar de ojos tengo puesto un horrible suéter de navidad que alguien de vestuario me ha dado y estoy frente a las cámaras. Hay un fotógrafo dándome indicaciones y yo no hago más que asentir captando la información para no equivocarme. Primero debo actuar al frente del vidrio de una tienda del centro comercial como si estuviera triste y a mi vida le faltara algo, cosa que no será difícil porque no está alejado de mi realidad. Consiste en mirar con anhelo el lipstick que ofrece la tienda, me explica que esta toma se verá a blanco y negro para luego cuando ya esté usando el labial todo se llene de color. Hago lo que me pide y me dice que quedó perfecto con solo dos intentos, luego tengo que hacer como si le pidiera a S
Después de cortar con la extraña tensión que había quedado en el estudio, me quité el espantoso suéter que empezaba a sofocarme y me despojé de todas las cosas de utilería, aún estaba nerviosa, no sabía cómo se iba a comportar Ryan después de todo este espectáculo montado, sin embargo, me esperó hasta traerme a su oficina. Así que aquí estoy, sentada en la silla del visitante, mirando a mi alrededor los cuadros que tienen las paredes, todos sobre campañas de su empresa que tuvieron mucho éxito.Lo miro a él y no se ve molesto, del hombre imbécil que fue conmigo la última vez que nos vimos no queda nada. Me estudia igual que yo lo hago con él, queremos decir algo, no obstante, ninguno de los dos dice nada. —Eh… —Balbuceamos al tiempo, pero no logramos conectar una sola palabra, es como si después del beso que acabamos de darnos algo hubiese cambiado entre nosotros, sucede algo diferente y no sé cómo explicarlo. Me deshago de cualquier pensamiento que me lleve al beso y me concentró en
Los días pasan y con ellos el frío se intensifica más, las calles son intransitables debido a la nieve y a los transeúntes que corren de un lado a otro terminando de comprar lo necesario para las festividades, no obstante, el pesimismo y mi mentalidad acerca de las navidades han cambiado un poco. La vida me ha empezado a sonreír y con ella esta navidad. Voy hacia la estación del metro para dirigirme a O’Brien Beauty y paso por el centro comercial donde en medio de mi locura besé a Ryan por primera vez. No sé qué me pasa, pero últimamente me he sentido rara estando alrededor de él, he tenido pensamientos extraños e imaginándome cosas que sé que en mi mundo jamás podrán suceder. He llegado a confundir los mensajes de texto que me envía de trabajo por algo más y eso no está bien. Paso por el lado de un coro de niños que cantan villancicos y por primera vez, después de dos desastrosas navidades, puedo escuchar su melodía de una manera diferente. Ya no son tristes ni melancólicos, ahora
Me miro al espejo y me lavo la cara quitando los rastros de sueño que quedan. Abro la puerta y hace el amague de abrazarme, pero al final no lo hace, solo me da un beso en la mejilla y me felicita. —La campaña ha sido un éxito. El video y las fotos están por todos lados—. Baja la mirada a mi pijama y se percata que había estado durmiendo. —¿Te he despertado? Lo siento, no sabía que estabas dormida, creí que estarías celebrando Nochebuena, por eso estuve esperando afuera. Me daba pena tocar, pero la emoción de la buena noticia no me permitió esperar más. Vi que tenías las luces encendidas y supe que estarías en casa. Pero ya me voy, no quiero ser imprudente y… —No me has despertado—, lo tranquilizo—, está bien que te quedes, y no, no celebro Nochebuena. Ahora que se me ha quitado el sueño por completo, termina de pasar y cuéntame todo sobre el comercial. Entra y toma asiento en el mueble mientras enciendo la estufa y hago chocolate caliente. —Linda pijama—, intenta bromear. —Fue
RyanTermino, por fin, los últimos detalles del proyecto de este año. Sin embargo, el sin sabor en mi boca no desaparece. Y no es porque ya haya pasado un año del lanzamiento del labial “rojo navidad”, tampoco porque este llamado “Girl Grinch” me recuerde a ella, en lo absoluto. Lo que me tiene así es no saber nada de Anne desde hace un año. Miro su foto en mi estudio que reposa en la pared al lado de las anteriores campañas, sin embargo, esta definitivamente se roba todas las miradas. Sus labios en forma de corazón son los protagonistas. Paso los dedos por mi boca recordando el beso que nos dimos en el estudio y compruebo que aun mis labios recuerdan los suyos. ¿Anne Girlmeth donde estás? Voy al estudio y veo a Dante trabajando en el comercial de este año. Esta vez se trata de una paleta de sombra para ojos en tonos verdes, mates y brillantes. La protagonista está vestida algo parecido a un grinch y camina de puntitas robando regalos dentro de las casas ambientadas como villa qui